Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León ha instalado en el yacimiento arqueológico "las Labradas" de Arrabalde, en plena Sierra de Carpurias, un pabellón de vigilancia ideado conforme a los criterios de sostenibilidad ambiental y armonización con el entorno.

Las nuevas instalaciones sobre la atalaya del enclave arqueológico de los astures vienen a dejar atrás la precaria caseta de obra que venía utilizando hasta ahora el personal de vigilancia y la guía turística.

Este pabellón de vigilancia se configura como prototipo junto al recientemente instalado junto a la ermita visigoda de Quintanilla de las Viñas (Burgos) en un programa que desde la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta se quiere hacer extensivo por los monumentos declarados BIC en Castilla y León.

Los técnicos de Patrimonio comprobaron este miércoles las labores de instalación del pabellón acompañados de los responsables del proyecto diseñado por los arquitectos Enrique Jerez Abajo y Koldo Fernández Gaztelu, junto a la muralla interior del yacimiento, en las inmediaciones del actual mirador que Medio Ambiente instaló para el control de incendios forestales, en la zona de "Peña Canto", uno de los altozanos rocosos más elevados de la Sierra junto "Peña la Pipa". Se trata de un área que domina los confines del territorio leonés y del zamorano y a cuyos pies se halla un bucólico paisaje de valle en plena cresta de Carpurias donde la verde tierra se extiende hasta el pozo de "Negruría".

Este proyecto fue adjudicado a la sociedad Arte y Construcción de Burgos, S.L. por importe de 20.870 euros, más el IVA.

Las instalaciones en el castro prerromano, declarado BIC en el año 2006, se podrían definir como "una caja de madera ligeramente elevada del suelo con el fin de no dejar huella alguna en el lugar de ubicación", en palabras del arquitecto Enrique Jerez, apuntando además a "una actuación lógica y discreta, sin nada accesorio, ni caprichoso y respetuosa con el entorno".

Los laboriosos trabajos de instalación que un transporte especial llevó hasta la cumbre de Carpurias permiten un alojamiento para el vigilante y guía del yacimiento arqueológico de la época de los astures. Un pabellón que se abre y se cierra, según las necesidades. Cuando están en "estado de latencia", se manifiesta externamente como un cofre totalmente cerrado y protegido. Emulando al cofre del tesoro de Arrabalde que se halla dentro de otro cofre o gran vitrina en el Museo de Zamora.

Su revestimiento exterior es de tarima de madera negra colocada en vertical mientras, al interior, su estructura de panel contralaminado de madera queda totalmente vista, aportando una sensación más cálida, según explicaron los arquitectos tras los trabajos de instalación al atardecer de este miércoles.

La tarima de madera de fachada se ha protegido con la técnica tradicional japonesa del "Shou Sugi Ban", basada en la carbonización. La cubierta se ha resuelto con chapa engatillada de acero, rematada por un fino alero de acero negro natural. El consumo energético es casi nulo gracias al gran aislamiento térmico de fibras de madera y al uso de energías tradicionales, reciclables y limpias. La calefacción se ha resuelto con una pequeña estufa de leña y se ha instalado un lavabo de pedal e inodoro seco ecológico que garantiza un ciclo cerrado.