La socióloga y doctora en Estudios Latinoamericanos, María José Rodríguez Rejas, ofreció ayer en Benavente una conferencia sobre temas actuales como los acuerdos de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. En concreto, hizo referencia al TTIP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones), el TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica) y el TISA (Acuerdo sobre el Comercio de Servicios), a "cómo se avanza, cómo se controla y cómo se gestionan los territorios".

-Cuando se habla de estos tratados se hace hincapié en el tema comercial, pero tiene un mayor trasfondo.

-Así es. Lo que intento con esta charla es vincular desde la perspectiva geopolítica cómo se articula el tema de territorios, disputa por los recursos (naturales, humanos, mercados) con acuerdos que aparentemente son sólo comerciales pero que tienen un trasfondo más profundo y que todos ellos tienen una dimensión de seguridad.

-¿En qué fase se encuentran? Se estaba a la espera de las elecciones norteamericanas y ¿ahora qué?

-El TPP fue aprobado en primera ronda, se llegaron a establecer los acuerdos mínimos y está pendiente ahora de las ratificaciones del Congreso. Hasta las elecciones, en teoría, era muy claro que el tratado iba. Hay una declaratoria en la que Trump que dice que se va a parar. En cuanto al TTIP sigue en negociación. La expectativa era sacarlo este año, pero hasta que no aparezca el Gobierno de transición no está claro. TISA parece que es de trasfondo más largo y las negociaciones siguen.

-Estos acuerdos en un marco más local como Zamora, en que el sector primario es muy importante para la economía de la zona, ¿cómo pueden afectar?

-No conozco la economía en concreto de Zamora, pero lo que ha pasado hasta ahora es que ninguno de los acuerdos se traduce en desarrollo local. Están inscritos en una perspectiva económica que es lo que llamamos neoliberalismo. Eso de partida significa procesos de concentración creciente para las grandes empresas, no para los pequeños productores. La matriz de estos acuerdos es NAFTA, el acuerdo de comercio de Estados Unidos, Canadá y Méjico. Si uno ve los impactos que ha tenido son condiciones de desigualdad en la relación. Significa competir con la economía agraria más subvencionada del planeta que es la estadounidense. Ellos aplican el juego pero no participan del juego.

-Más subvencionada y más competitiva.

_Por supuesto. No sólo es más costosa la producción aquí, sino que hay condiciones laborales son más beneficiosas para los trabajadores, a pesar del desmantelamiento laboral. Además, hay que enfrentar las condiciones de mercado con los que compites y son los más subvencionados del mundo. Es una relación donde no tienes condiciones de igualdad para entrar en ese proceso de competencia.

-No se puede hablar entonces de libre mercado.

-El famoso libre mercado no existe y nadie puede demostrar que esa relación de libertad neutra en condiciones igualitarias se dé. Menos para un país con condiciones de periferia, aunque nos cueste reconocerlo, como es España dentro del ámbito europeo.

-Hay quien considera, no obstante, que el TPP puede ser un antídoto definitivo contra la crisis.

-Hay que revisar los acuerdos multilaterales de libre comercio con NAFTA y los resultados son pavorosos. Sí se puede constatar en todos los casos procesos de concentración de la riqueza, de destrucción de la pequeña y mediana empresa y procesos de ampliación y absorción de capital. Esto está considerad, y había un estudio para el caso del TTIP que calculaba ya fondos necesarios para hacer frente, en el caso europeo, a la destrucción de empleo que se calcula de varios miles.

-¿Cree que es necesaria una reflexión estratégica mirando al futuro?

-No me gusta hablar del futuro ya que trabajo con datos. La reflexión tiene que ver con que si hay un proyecto de la Europa de los pueblos o de la Europa del capital. ¿La TPP dónde encuadra? Es una ampliación de la OTAN. No hay que olvidar la parte de seguridad. Parece que hay que recuperar una propuesta propia, que no está en la élite de la clase política europea. Si no hay una modificación de las políticas internas europeas como bloque económico en una lógica que no sea la neoliberal, tampoco hay una buena previsión.