M. A. Casquero

Parroquias, ayuntamientos y asociaciones se apresuran en estos días a instalar los belenes, ya solo en las iglesias, porque en los espacios públicos están pasando ya a la historia. En estos, ya se cuentan con las manos las localidades en las que sus calles o plazas ven las figuras que hasta hace unos años formaban parte de colecciones guardadas con todo esmero.

La recreación de los pasajes de la época del nacimiento de Jesús se resiste todavía a quedar en el olvido para muchos vecinos de la comarca. No obstante, la instalación del belén se reduce ya a la mínima expresión formando parte de los espacios religiosos o de la esfera privada en algunas casas. En los colegios también se ha venido pasando página dejando a un lado las simpáticas figuras por ornatos que hacen de heraldos navideños. Porque el belén se instalaba cada vez más tímidamente en las calles, habiendo sido relevado por el árbol de Navidad o relegado por los adornos navideños callejeros. Esa es la característica imparable. Ni que decir tienen los belenes vivientes que en el caso de Burganes de Valverde se venía organizando hasta hace dos años. Únicamente se resiste Quiruelas a perder una de las tradiciones más entrañables recreadas en un espacio público. En algunas iglesias como en Santa Cristina, los pequeños se acercan hasta el portal de Belén entonando villancicos.

Todo ha pasado a la memoria, aunque nada frágil para quienes paulatinamente la van perdiendo a la vez que en las próximas fechas evocan unas vivencias llenas de emoción, de las prisas que entraban por colocar las figuras en el belén.

La Navidad abre ya sus puertas y en algunas parroquias se apresuran a instalar las recreaciones de la época para que coincidiendo con el calendario del puente, los feligreses llegados a la localidad se acerquen a contemplar las escenas.

Tal es el caso de la iglesia de Santa Marta de Tera que como ejemplo basta para sacar a relucir las antiguas y modernas figuras que la parroquia guarda celosamente para esta ocasión. Son ya casi el medio millar de figuras las que se llegan a instalar en el espacio escénico que en este año, y por primera vez, se ha procurado delante del altar. En anteriores ocasiones se venía haciendo en una de las dos naves laterales.

Varios voluntarios se aprestaban en la mañana de ayer a organizar un abanico escénico cuyas tablas dejan a la contemplación visual del visitante todo un conjunto de pasajes evangélicos donde nada se deja al azar. Un patrón diseñado previamente aprovecha el espacio del presbiterio para disponer ordenadamente las escenas. Con factura de materiales de la tierra, muchos de ellos, para que los caminos sean caminos y las montañas y ríos sean lo que dicen ser. Todo ello, para que el visitante se adentre en la escena con la mayor realidad posible. Eso es lo que procuran los voluntarios de la parroquia de Santa Marta de Tera que en estos días vienen instalando el belén.

Esto en Santa Marta, al igual que se hace en Morales de Rey, en Santibáñez de Vidriales o se prepara ya en Santa Cristina de la Polvorosa. Así en una buena parte de las iglesias de la comarca, porque este es ya el reducido espacio al que se ciñen los belenes.

Los vivientes, los constituidos por grupos de vecinos, ya están pasando a cada una de las historias locales. Quiruelas todavía viene manteniendo esa tradición.