La carrera del Toro Enmaromado de Benavente contará por primera vez en su historia con normas escritas. El respeto al astado, la forma de conducir la maroma por las calles, las treguas en la carrera, la manera de resolver las contingencias en caso de peligro o de cogidas, incluso los protocolos de actuación si hay heridos, constituyen un acerbo conocido y practicado hasta la saciedad por los benaventanos que sin embargo hasta ahora solo tenían la eficacia de los usos y de las costumbres. A partir del próximo año serán normas de obligado cumplimiento.

La Concejalía de Fiestas se ha decidido a "blindar la tradición" y, sobre todo, a convertir en "sagrada" la protección del animal. "Los tiempos cambian y las sociedades también. Se trata de adaptar la carrera del Toro Enmaromado al siglo XXI sin restarle un ápice a la tradición", explica la responsable de la Concejalía, Patricia Martín Guerra.

Los excesos "no son bienvenidos", agrega. Martín Guerra no solo quiere que los corredores sepan en todo momento a qué atenerse, más allá de lo que marca la tradición, busca que cada año la carrera del Enmaromado de turno "sea impecable". Sobran por lo tanto los comportamientos inadecuados o extemporáneos, aquellos que "aunque se producen ocasionalmente pueden hacer mucho daño a la fiesta y a la imagen de Benavente".

La ordenanza en ciernes, que toma como referencia no los textos sino las regulaciones en sí, se ha fijado en Pamplona o Fuentesaúco, por poner dos ejemplos equidistantes. "Benavente tiene sus características y sus peculiaridades y se trata de que la carrera como la hemos conocido todos se preserve, pero también que se excluyan todos los comportamientos que no son tolerables". La edil se refiere a prohibir so pena de sanción cualquier vejación al animal "por pequeña que sea" como tirar del rabo al astado o citarle con objetos para que retome la carrera en situaciones de cansancio. Estas conductas, salvo excepciones justificadas, "serán multadas" con fuertes cantidades, advierte.

Patricia Martín, que ultima esta ordenanza, prevé hablar con todos los sectores implicados en la fiestas para recoger posibles aportaciones, pero está decidida a llevar a cabo una regulación que considera "más que necesaria en un momento difícil para los espectáculos taurinos populares, como todos sabemos".

Más allá de lo que dicta el Reglamento de Espectáculos Taurinos de Castilla y León, de obligado cumplimiento, esta ordenanza busca también dar respuesta a otros aspectos relativos a la seguridad, como las situaciones de riesgo provocadas por la confianza del público o por el exceso de gentío, situaciones que "también comprometen la imagen de la fiesta" y en la que "creemos que también se puede prevenir". La ordenanza reguladora es "una decisión en firme" pero su contenido tardará algunos meses en ver la luz.