La Iglesia Evangélica-Asamblea de Hermanos de Benavente acogió ayer a tres nuevos miembros después de impartirles el bautismo por inmersión en el río Tera. Tres mujeres de origen búlgaro, Boryana Geogiva Demova, de 28 años; Todorca Boyanova Veselova, de 23 y Reni Antonova, de 63 años, recibieron el agua regeneradora tal y como San Juan Bautista lavaba los pecados en el Jordán.

"Es un acto público porque nosotros no nos avergonzamos de nuestra fe en Jesucristo y no bautizamos niños porque creemos que hace falta entender qué significa el bautismo", explicó el pastor Rafael Jiménez a una pequeña congregación de más de 30 miembros que asistieron a la ceremonia a orillas del Tera.

Jiménez y Santiago Pérez fueron los pastores encargados de acompañar a las tres mujeres en el momento de la inmersión, mientras el resto de miembros de esta comunidad les recibía con aplausos y muestras de cariño.

La Iglesia Evangélica-Asamblea de Hermanos de Benavente cuenta con unos 40 miembros de los cuales el 56% son de origen búlgaro o turco búlgaro. El resto son de origen español. Practican el bautismo por inmersión y, aunque en su sede de la calle Santa Rosa poseen baptisterio, siempre que el buen tiempo lo permite y hay nuevos hermanos dispuestos a recibir el bautismo según el rito bíblico, el río Tera se convierte en una suerte de baptisterio natural.

En junio de 2014 fueron siete los jóvenes purificados en la aguas del río Tera. Fue la última vez que esta congregación religiosa practicó el rito, que ayer cobró nuevamente forma.

La reunión también pretendía ser una pequeña fiesta religiosa de bienvenida y de convivencia. Las mujeres que iban a ser bautizadas, antes de la inmersión, contaron sus experiencias personales y por qué se habían decidido a dar el paso. Antes y después se leyeron pasajes de la Biblia, los pastores hablaron del significado del bautismo y de sus consecuencias y se cantaron canciones en español y en búlgaro.

El rito comenzó al mediodía y se desarrolló en una zona habitualmente ocupada por bañistas y por familias que buscan el solaz del paraje. Algunos miraban con curiosidad la ceremonia. Otros continuaron bañándose mientras la ceremonia tenía lugar. Tras consumarse el rito, los nuevos hermanos bautizados de la Iglesia Evangélica recibieron el afecto de sus familiares y amigos, posaron para las cámara y los teléfonos móviles de sus allegados y se aprestaron a compartir una comida junto al río Tera.