Jonathan del Canto Álvarez es miembro de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y en estos días se enfrenta a la misión más difícil que le ha tocado vivir: la búsqueda de cuerpos tras el terremoto en Ecuador.

El equipo del que forma parte el benaventano tiene asignada la zona de Manta, en la costa del país, al noroeste de Pedernales (principal ciudad afectada por el seísmo de la semana pasada).

Según informó la agencia Efe, ya se contabilizan 602 muertos, 12.492 heridos y 130 desaparecidos. Del Canto entra en acción en esta última parte. Él y sus compañeros de la USAR BIEM V de León deben desescombrar los edificios en ruinas, en busca de los cuerpos sin vida que han quedado sepultados tras el derrumbe de los edificios.

"Se aprecia que era una zona muy pobre", explica el benaventano, que acude por primera vez a una misión humanitaria de este tipo y no duda en destacar los logros de compañeros con los que allí conviven: "El equipo USAR de México ha logrado un grandioso trabajo sacando unas once personas vivas y unas noventa muertas de un solo edificio que era una librería".

Los edificios de más de dos plantas no aguantaron y ahora utilizan perros adiestrados y maquinaria de diversa índole (cámaras, taladros de percusión, motorradiales de motoexplosión, butrones, etcétera) para desescombrar y rescatar los cuerpos.

La llegada fue impactante, especialmente para quienes, como el joven benaventano de 31 años, acuden por primera vez a una misión como ésta.

Necesitaron veinticuatro horas para acostumbrarse al calor tropical que allí tienen como clima. En estos días se están registrando hasta treinta grados centígrados y la escasez de agua es un serio problema.

"Se nos echaban encima para pedirnos agua", relata Del Canto desde Ecuador, asegurando que en su equipo "estamos dando nuestra propia comida y agua entre los afectados por el terremoto" y alerta sobre la escasez de este preciado líquido como llamamiento a la solidaridad.

Jonathan explica su día a día con términos técnicos, reflejo de su experiencia y saber hacer dentro de la UME. Los esfuerzos se centran en hacer apuntalamientos para asegurar las zonas y abrir hueco para rescatar los cuerpos, sin vida que ha dejado el seísmo.

Las réplicas del terremoto se produjeron cuando el benaventano ya estaba allí, pero afortunadamente no tuvo repercusiones en Manta, el lugar donde él está.

Las comunicaciones con la familia son difíciles, de manera que son los altos mandos quienes informan de que todos están bien. Aún así, la familia de Jonathan no puede evitar "vivir estos momentos con nerviosismo", explica su hermano Rubén, quien define a Jonathan como un hombre "amable, generoso, cariñoso y muy bromista".

Tras trabajar como camionero decidió hacerse militar. Primero entró en la sección de artillería y luego se pasó a la UME, participando en la extinción de incendios como el que el año pasado azotó a Portugal, donde él y su equipo tuvieron varios días de trabajo intenso sin descanso.

Explica Rubén que su hermano se metió al Ejército "porque siempre le ha gustado ayudar a la gente, como a mi padre y como a mí; es una cosa que nos viene de nacimiento". Le gusta la caza, el deporte y los toros, especialmente el Enmaromado de Benavente, donde habitualmente se le puede ver en primera línea, corriendo delante del astado.

Este año la plaza en la que torea se vuelve más ardua: muchos cuerpos de ecuatorianos le esperan bajo los escombros y su viaje no tiene fecha de regreso. La reconstrucción del país acaba de comenzar.