Objetos que aparecen y otros que desaparecen, cosas que se mueven de sitio y elementos que cambian de color. Son algunos de los trucos realizados ayer por el mago Miguelillo, natural de Zamora, en el teatro Reina Sofía de Benavente. Entre el público niños y niñas de muy corta edad: entre tres y cinco años tenían los asistentes que ocuparon ciento cincuenta asientos y procedían de los colegios públicos Buenos Aires y El Pinar.

La organización del espectáculo corrió a cargo de la entidad bancaria Caja Mar y su convenio con la Concejalía de Cultura para fomentar el teatro entre los más pequeños.

Los propios alumnos fueron los protagonistas del espectáculo, ya que se convirtieron en ayudantes de Miguelillo para las distintas pruebas. También algunas profesoras tuvieron que subir al escenario para colaborar en la función, que dejó con la boca abierta a los asistentes y les llenó de ilusión una mañana fuera de lo común, fuera del aula y, en consecuencia, una oportunidad ideal para circular por la calle poniendo en práctica lo que aprenden en las sesiones de Seguridad Vial.

El guion del mago zamorano quiso ir más allá de los habituales trucos e incluyó valores como la educación para pedir las cosas diciendo gracias y por favor, la importancia del trabajo en equipo y la enseñanza de que gritar no ayuda a conseguir las cosas sin dejar de lado la ilusión.