El doctor Montes, ahora jubilado, se hizo conocido en toda España por una acusación anónima que no lograron probar por aplicar la eutanasia. El tema, sin duda, abre debate, tal y como demostró en su visita a Benavente como presidente de la Asociación Federal en defensa del Derecho a una Muerte Digna (DMD), surgida en el año1986 y que aún hoy continúa buscando el objetivo de legalizar la eutanasia.

-¿Qué evolución ha tenido la DMD en estos treinta años?

-Hemos ocupado un espacio dentro de la disponibilidad de la propia vida y somos la única asociación reconocida por su lucha por este derecho.

-¿Por qué son una asociación federal?

-Nos organizamos por territorios, pero no como una organización política tipo autonomía, sino que surgen grupos locales de gente que está interesada, como Salamanca o León. No funcionamos con ninguna subvención, sólo con la cuota de los socios. Un socio de Palencia no se va a conocer con uno de Zamora, es ridículo, por eso promovemos que el tipo de organización sea local. En las autonomías, donde hay un número considerable de socios, existe una DMD autonómica como Asturias, Cataluña, Madrid, Andalucía... para incidir en la política institucional de la Autonomía.

-¿Cuántos socios son en total?

-Somos 5.500 socios y nuestra labor es pedagógica por la difusión de derechos entre la ciudadanía, una asociación de apoyo mutuo y cumplimos el ordenamiento jurídico, ayudando a todos aquellos socios que nos piden ayuda al finalizar y dentro de ese ordenamiento jurídico. Anualmente crecemos entre 600 y 700 socios, una cifra que me parece muy buena.

-¿Cuántos asociados hay en la provincia de Zamora?

-Sólo seis, pero esperamos que con charlas como las de Zamora y Benavente (la pasada semana) aumenten. Entiendo que hemos tenido buenos contactos. Esta provincia está, como suele decirse, "a tiro de piedra" de Madrid, de manera que estamos a disposición de cualquier asociación cultural o de vecinos, ateneo o cualquier otro colectivo que nos llame.

-¿Considera que el debate de la eutanasia está sobre la mesa en la actualidad?

-El debate se va a abrir, esos contactos van a surgir y nos van a llamar. La sociedad cuenta con nosotros. No hay más que ver las películas que están nominadas a los Goya o que se van a estrenar este año para entender que el tema interesa.

-¿Qué logros considera que ha conseguido la asociación que ahora preside?

-Fundamentalmente ocupar el espacio político. Yo cuando entré como presidente hace ocho años no necesitaba hacer una presentación de qué era DMD, todo el mundo lo conocía. Yo creo que hoy todos los ciudadanos saben lo que es la Asociación del Derecho a Morir Dignamente. A pesar del erial de vida asociativa que hay y lo que cuesta asociarse, nos gustaría doblar el número de socios que se unen cada año para crecer como colectivo.

-¿Creen que ejercen influencia?

-Intentamos estar en contacto con los partidos políticos y presionarles para que abran el debate. Entonces encontramos dos posturas con DMD: una que la Asociación no tiene razón de existir porque no hay demanda de ningún tipo y además la vida no es nuestra. Con el resto de formaciones políticas (Partido Socialista, Izquierda Unida, Podemos, Equo...) DMD es querida. Dentro del movimiento progresista conocen sobradamente nuestras propuestas, otra cosa es que se les haya hecho caso.

-¿Qué partido considera más comprometido con el tema de la muerte digna?

-Izquierda Unida, en todas las legislaturas, ha hecho una iniciativa de Ley para que se despenalice y se derogue el artículo 143 del Código Penal y se articule un protocolo de muerte voluntaria. Los resultados han sido los que son. Tras treinta y cinco años de bipartidismo que hemos vivido las decisiones pasaban por el PP y el PSOE, siendo éste último algo ambiguo, porque cuando está en la oposición lo incluye en el programa y cuando está en el Gobierno lo saca. Ésta es la situación que nos encontramos. Los ambientes de debate, de discusión y de ampliar los horizontes culturales se abren mucho más con un gobierno de progreso que el que no lo sea.

-En su experiencia como médico, ¿cómo recomienda afrontar la decisión de morir dignamente?

-En primer lugar informando del proceso, intentando romper el tabú: la muerte es una de las pocas verdades absolutas que existe. Cuando se llega a un proceso que va a conducir a la muerte es imprescindible la comunicación y tener claro que la medicina tiene un límite y que su intento es curar, pero muchas veces se fracasa. En la parte de los cuidados y el tratamiento de síntomas, es clave tener el apoyo de la familia para finalizar el sufrimiento en el momento en que la muerte esté presente.

-¿Hay algún perfil para los solicitantes de la eutanasia?

-Aunque la muerte sea una verdad absoluta, nadie nos queremos morir. Todos estamos por la vida, incluso DMD. Si es una persona joven que está irremediablemente conducido a una vida que va hacia una pérdida de autonomía y competencias, es un perfil de gente que sabe que la muerte es inminente y que no quiere vivir el proceso de enfermedad. En las personas mayores, podemos tener gente con 114 años, pero ¿en qué estado? Estamos prolongando una vida en años, pero no años de vida. Por cultura, por ese gran tabú, nuestra generación está consintiendo una prolongación a seres queridos que les estamos aumentando el sufrimiento y, desde luego, eso no lo queremos para nosotros. Por eso tenemos un instrumento muy bonito, que es el registro de las últimas voluntades.

-¿Cuál es el próximo objetivo de la Asociación?

-La derogación del artículo 143.4. Nos parece que es inconstitucional en una Constitución en la que el primer derecho que forma la cohesión social es la libertad, en un ejercicio de la libertad con nuestra propia vida convierte el derecho a la vida en la obligación de vivir. Nos parece tal contradicción que nuestro primer objetivo es no tener un Código Penal que impute al colaborador en la muerte de otra persona cuando la motivación es altruista, compasiva, de justicia, solidaria y, en definitiva, es un acto de amor, no es un homicida.