Dos días de precipitaciones copiosas han puesto en jaque a la comarca por las crecidas. Todos los ríos, desde el Esla hasta el Órbigo, pasando por el Eria y el Tera, y todos sus arroyos y afluentes, se han desbordado causando más o menos problemas. Carreteras cortadas, cultivos anegados y poblaciones casi cercadas o con dificultades de acceso, como Morales de Rey, Fresno de la Polvorosa y Villaveza de Valverde, constituyen el saldo del temporal.

La climatología concedió ayer una tregua y según las previsiones no habrá precipitaciones, o al menos no de importancia, en las próximas 48 horas. No obstante, los efectos del temporal se dejaron sentir de madrugada, bien porque los embalses se vieron obligados a laminar las avenidas, bien porque algunos ríos y arroyo no están regulados.

El Tera y sus afluentes, que causaron numerosos problemas desde la tarde-noche del domingo, dejó patente su aumento de caudal a las seis de la mañana en Mózar de Valverde. El río se desbordó y anegó los establecimientos hosteleros de la zona más bajas, superando las alertas. Al cierre de esta edición, la Confederación Hidrográfica del Duero registraba un nivel de 5,56 metros y un caudal de 565,12 metros cúbicos por segundo. Por encima de las referencias de alarma. Los estragos de la laminación desde el embalse de Nuestra Señora de Agavanzal, que a las diez de la noche estaba al 77% de su capacidad con 27,82 hectómetros cúbicos y continuaba subiendo, provocaron críticas. Alcaldes y vecinos se preguntaron una vez más por qué conociendo las previsiones Iberdrola no soltó agua antes del domingo.

Sin regulación

El caso contrario se produjo en el Eria, un río sin regulación que tras las lluvias del fin de semana sufrió ayer los embates de la crecida. El río anegó parte del pueblo y lo dejó cercado y con una única salida, por el monte, hacia Quiruelas de Vidriales. La alcaldesa pidió auxilio a la Guardia Civil y la carretera se cortó poco después de las cuatro de la tarde. Elsa Fernández se quejó de que ni la Subdelegación del Gobierno, ni la Junta, ni la Diputación Provincial dieran "información ni señales de preocupación". Pasadas las seis de la tarde, el delegado territorial de la Junta se interesó por la situación, según explicó Fernández. A esa hora mantenimiento de carreteras cortó también la comunicación con Fresno y Vecilla. Antes de caer la noche la crecida del Eria parecía remitir.

La carretera que conecta Villabrázaro con la Benavente-Alcubilla quedó anegada y se cortó. Algunos conductor intentó pasar y quedó atrapado y con el vehículo averiado.

Toda la carga de caudales afectó también a las poblaciones de la denominada Y. Villanueva de Azoague, Santa Colomba de las Monjas, Arcos y Milles de la Polvorosa, padecieron los efectos de las riadas en última instancia, con mayores o menos problemas. En Santa Cristina, donde el Órbigo bajaba con un caudal muy elevado la noche del domingo, los trabajos de limpieza y drenaje realizados años atrás evitaron males mayores. El río, no obstante, anegó prados y choperas sin más consecuencias.

En la zona de las huertas, zona inundable a ambos lados de la carretera nacional N-525 entre Benavente y Santa Cristina, se anegaron menos terrenos que en otras ocasiones. En los pagos más próximos a la zona de la pradera, en la ciudad, apenas llegó el agua. A primer ahora sin embargo, la Ría de Don Felipe inundó levemente algunos puntos de los paseos del Prado de las Pavas y del carril bici sin más consecuencias, informa Sheila García. En la ciudad, las rachas de viento, descolgaron algunos cables en la calle Zamora y se anegó una vivienda en la calle Fortaleza, que obligó intervenir a los bomberos. Ante la previsión de crecidas en las zonas de las huertas se dio aviso a los vecinos.