El verde del cereal se confunde ahora con el dorado, con el color amarillo de la flor de la colza imprimiendo una estampa inusual en los campos de secano de Santibáñez de Vidriales. La culpa de todo ello la tienen 22 hectáreas de cultivo de esta planta oleaginosa a la entrada de la localidad vidrialesa configurando ya una postal llena de cromatismo, nada vista por estas latitudes.

Un agricultor de Santibáñez de Vidriales, Carlos García, es quien ha apostado por este tipo de cultivo con el fin de dar con una alternativa al cultivo tradicional. García se erige así en pionero en el cultivo de colza en Santibáñez, aunque hace unos años se cultivaron esporádicamente algunas hectáreas en el valle de Vidriales, concretamente en el término de Granucillo.

La primera floración de la planta de la colza, por su viveza de colorido, viene suscitando ya los elogios no solo de los vecinos, sino también de los agricultores que ven cómo el terreno es propicio para este cultivo de rotación.

Los terrenos de cultivo de Santibáñez de Vidriales dedicados en su mayor parte a los cereales, cebada y trigo, tienen ya una alternativa con la planta de la colza cuyo valor de su semilla se ve duplicado aunque con la mitad de la producción, 1.500 kilogramos por hectárea. La producción de cebada se viene traduciendo en los campos vidrialeses en una cantidad en torno a los 3.500 kilos por hectárea.

El agricultor Carlos García decidía apostar por este cultivo con el que ya ha recibido no pocos elogios entre las gentes del agro e, incluso, entre sus convecinos por la inusual postal que presentan los campos. "De la cebada ya conocemos el resultado, de la colza veremos a cómo se cotiza. De todas formas, una cosa si sabemos y es que este tipo de cultivo se da bien en los terrenos de Vidriales y viene bien como cultivo alternativo", explicaba ayer este agricultor de Santibáñez.