Dos semanas después de que el epitafio del empresario Jose María Bejarano Martín incendiará las redes sociales y fuera noticia en los principales informativos televisivos del país por su "Montoro, cabrón, ahora ven y cobras", la inscripción en la lápida del cementerio de San Pedro de Latarce bajo la que reposan sus restos siguen dando que hablar tanto en las redes sociales como en la comarca. ¿Qué le impulsó a recordar en su tumba al ministro de Hacienda?, sigue siendo la pregunta que se hacen conocidos y desconocidos, y que sus familiares más directos solo parecen conocer más allá de las conjeturas o las aproximaciones que ha espoleado la difusión pública de su singular despedida.

Aunque natural de Madrid, Chema Bejarano Martín, vivió muchos años en la comarca benaventana, en concreto en la urbanización "El Tamaral", en Micereces de Tera, chalé que aún conserva la familia. Casado con una vecina de la localidad vallisoletana donde reposa desde el pasado mes de noviembre víctima de un cáncer, los vecinos y conocidos del empresario parecen coincidir más allá de filias y fobias y desde el más estricto anonimato en que Chema fue un emprendedor que a veces con más fortuna y otras con menos intentó sacar adelante a sus seis hijos y "a varios de ellos les dio estudios superiores", según subrayan algunos de sus convecinos.

Prueba de esta opinión generalizada esto fueron sus diferentes negocios a lo largo de las últimas décadas. Pese a que los medios le han presentado como productor y creador de la orquesta Luz de Luna, de la que sus hijas forman parte destacada, Chema Bejarano fue también propietario de una tienda-bazar, abrió un tablao flamenco y durante un tiempo se dedicó a la venta de pescado con una furgoneta para ganarse la vida.

Como representante de la orquesta que creó encontró, según señalan sus conocidos, su proyecto más estable, aunque también pasó por baches, amigos y enemigos. La crisis económica y la decisión del Gobierno de aplicar el 21% de IVA cultural han sido motivo de queja de músicos y artistas a lo largo y ancho del territorio nacional. Jose María Bejarano, pese a ser un conocido militante de la ideología conservadora y para algunos "aún más a la derecha", debió ver traicionadas sus convicciones políticas por los efectos de esta medida y sus consecuencias: las deudas, según aseguran sus conocidos. Sabiendo que la enfermedad que padecía resultaría fatal tuvo la flema de ligar a su recuerdo el del ministro artífice de sus penurias "ad eternum". "Perdonen que no me levante", es el falso epitafio atribuido a Groucho Marx y que realmente nunca figuró en el nicho donde se conservan sus cenizas. "Montoro, cabrón, ahora ven y cobras", ha rivalizado durante estas semanas con la apócrifa despedida del genial actor, humorista y escritor norteamericano, siendo esta real y, eso sí, a la española.