La Cofradía «Jesús Nazareno» se desquitó el Viernes Santo de varios años de frío y lluvia. La Ceremonia de Venia y Encuentro se consumó bajo un sol radiante en la Plaza Mayor y la comitiva procesional cumplió su recorrido por las catorce estaciones bajo el manto agradable de una mañana tibia y luminosa.

La del Encuentro es una procesión recoleta, con no demasiado público, y este año con no demasiados cofrades a pesar de ser la de Jesús Nazareno una de las hermandades benaventanas más numerosas.

Pasadas las ocho de la mañana, Gildo Martín, capellán de la Cofradía y párroco de Santa María, pronunció el Sermón del Encuentro en una iglesia atestada de gente. Fuera, los nazarenos hacían guardia junto a las cruces de penitencia, y dos hermanos recogían los óbolos de los fieles en sendas tazas. Este año no sonó el cuerno que antiguamente llamaba quejumbroso a los cofrades para que no se durmieran.

Es habitual que la procesión, con tan solo dos pasos, Jesús Nazareno y La Dolorosa, tomen caminos separados al salir de Santa María. El primero por la Rúa, la segunda por la calle Herreros. En la Plaza Mayor, apenas veinte minutos después, ambas imágenes protagonizan la Ceremonia de Venia y Encuentro. Los cargadores de ambos pasos ensayan con tiempo las maniobras de bajada y subida de la Virgen y de aproximación de ambos pasos. Es el momento principal de esta procesión y el viernes los cofrades la consumaron a la perfección mientras el sol inundaba crecientemente la plaza de luz.

Tras la ceremonia, ambos pasos parten de nuevo hacia Santa María cumpliendo la parada de oración en el resto de las 14 estaciones. Al final del recorrido, de nuevo en Santa María, sonó la Salve poniendo el broche a una de procesiones más entrañables de Benavente.

«Oración y recogimiento» es la máxima de la Magna Procesión del Santo Entierro, que tomó el relevó del Encuentro poco antes de caer la noche con el canto del Miserere. El público acompañó masivamente la procesión en su recorrido por las calles principales de Benavente.

La Cofradía del Santo Entierro es una de las más numerosa. Este año ha crecido con 24 nuevas incorporaciones. Son 295 hermanos de vara y 167 damas de luz y vela. Muchos de ellos procesionaron el viernes en una noche templada.

Los estandartes de los continentes y el paso de la Verónica, trasunto de «humanidad», a decir del presidente del Santo Entierro, abrieron la comitiva procesional. «El Cristo de los Afligidos» y el «Grupo Escultórico del Calvario», un paso mítico por su peso que Protección Civil carga abnegadamente cada año, dieron continuidad a la procesión con un ritmo cadencioso de avances y paradas. Tras ellos, «San Juan y la Virgen ante el sepulcro», el «dolor humano» representado por «La Piedad» y el Cristo Yacente, daban continuidad a la comitiva entre cofrades ataviados de paño morado o negro con cíngulo amarillo. Entre medias, dos jóvenes cofrades portaban una antigua campana, la única adquisición de la cofradía este año. Cerrando el desfile la Virgen de las Angustias bailaba acompasada con el atardecer ya vencido. Este es el único paso de palio de la Semana Santa benaventana y hoy domingo trocará el negro por el blanco en la procesión de Domingo de Resurrección, que comenzará a las 12.30 horas del mediodía y pondrá fin a la Pasión en la Plaza Mayor una hora después, antes de que ambos pasos regresen a la Ermita de la Soledad, donde el martes comenzó todo.