Un documento de 1505 ya reflejaba la importancia de las bodegas y cuevas que comunicaban los pasadizos subterráneos de la villa de Benavente y ayer la historia volvió a aflorar gracias a una nueva sesión de «Benavente por descubrir», que ayer por la mañana bajó hasta las profundidades de las bodegas del Centro Cultural Soledad González, hoy convertido en biblioteca, y donde el historiador Juan Carlos de la Mata desgranó los secretos de la Casa Solita bajo el título «De profundis (historia oculta y negra de Benavente y sus personajes insólitos)».

Tan profunda estaba la bodega, habitualmente no abierta para el público, que la música de carácter misterioso que De La Mata había preparado no podía escucharse porque la red WiFi de la actual biblioteca no llegaba allí. Hasta los teléfonos dejaban de tener cobertura, algo que sirivió para no interrumpir las notas de Chopin ni las explicaciones que fueron más allá del escenario al que asistieron en torno a medio centenar de personas.

«Haremos un viaje al inframundo imaginario al que muy pocas veces descendemos», dijo De La Mata, que además de descubrir curiosos personajes como el paso de Napoleón por el Castillo de La Mota o el de un militar de inglés por la iglesia de San Francisco, no dejó de contar la multitud de anécdotas que el vino ha dado a la historia, siempre alertando de «la visión interesada de los narradores». Y así fue como las asistentes, en su mayoría mujeres mayores de 40 años, aprendieron que Benavente tuvo tres castillos durante la Edad Media y que se crearon redes de pasadizos que se han ido perdiendo a causa de los hundimientos por el terreno arcilloso sobre los que se construían, un fenómeno que De La Mata denominó como «bodeguitis» y que explicó junto al asesinato del ferrocarril, las monjas visionarias y el pasado judío, como secretos de la denominada como Casa Solita.