«Es que está de vicio». La frase dicha por un comensal viene a resumir el estado de la paella ofrecida ayer a los vecinos de Congosta de Vidriales por el Centro de Turismo Rural «el Molino». El establecimiento hostelero ubicado en un entorno privilegiado, junto a la presa de Congosta, viene ofreciendo a sus paisanos una paellada durante seis años consecutivos.

En la plaza del pueblo se elaboró el menú para 200 raciones. Hicieron falta 18 kilogramos de arroz, 13 kilogramos de carne de pollo, 6 kilos de mejillones, otros 6 kilos de calamares, 5 kilos de gambas, 2 kilos de aceitunas y una base de sofrito compuesta por otros 5 kilogramos de pimientos, tomates y cebollas. Los 4 litros de aceite y el colorante cerraron la relación de ingredientes de la receta culinaria aportada por el propietario del establecimiento rural «el Molino», quien quería manifestar su agradecimiento por la colaboración de dos locales comerciales de Santibáñez de Vidriales, supermercado «Goyo» y carnicería «Vidriales».

Mientras la mayoría de los vecinos asistían ayer a la misa de difuntos en la jornada de cierre de los festejos del Corpus Christi (atrasados en espera del buen tiempo y veraneantes), los cocineros del Molino se aprestaban a elaborar la paella para que todo estuviese listo al salir de misa.

Como se ha venido haciendo en estos años. Algunas voluntarias se afanaban también en cortar el pan de las hogazas para repartirlo entre los comensales. Eso si, buscando los reducidos resquicios de sombra bajo algunos árboles de la plaza con objeto de mitigar el asfixiante calor de la jornada. Las altas temperaturas obligaron a los comensales a resguardarse en las zonas sombrías. Plato en mano, los elogios a la elaboración de la paella eran unánimes. No era para menos, a los avezados cocineros le salió a pedir de boca.

En la jornada de tarde se organizaba en la pradera del Molino, junto a la presa, una serie de actividades lúdicas con juegos autóctonos, juegos infantiles, bailes tradicionales y ya por la noche se clausuraban los festejos con un campeonato de tute en el bar «Reguri» para poner el broche final a la programación festiva con una degustación de sopas de ajo.

Los vecinos disfrutaron una vez más de este encuentro de convivencia en torno a un plato de paella coincidiendo con los festejos cuyo programa se abría el viernes con juegos de mesa y una verbena. Durante la jornada del sábado se celebró la misa y procesión con el Santísimo por las calles de Congosta y en la tarde se organizaron encuentros vecinales junto a la presa y una verbena en la Plaza Mayor.