Eran setenta ojos posados sobre sus piedras, pero la iglesia de San Juan del Mercado no solo aguantó la mirada, sino que les desafió a encontrar sus rincones más ocultos, hasta desnudar su historia por completo.

Comenzó el relato como todas las historias, por el principio de los tiempos, que en este caso se remontan al año 1181, cuando este templo de estilo románico fue levantado bajo la tutela de los Caballeros de la Orden Hospitalaria de San Juan.

Se cree que estos cristianos, con la fe puesta en Jerusalén, no solo convivieron con los musulmanes, sino que adquirieron algunos aspectos de su cultura.

«La iglesia de San Juan es bastante sobria comparada con otras de su misma época. Esto se debe por la influencia del arte cisterciense», según apuntó el historiador Juan Carlos de la Mata. El público abre mucho los ojos, porque no quieren perderse ni un solo detalle de la explicación, pero a veces los conceptos de arte nos suenan de aquella vez en que un profesor los nombró en el colegio o de haberlo leído en alguna revista, pero todo se entiende mejor con un ejemplo: «el arte cisterciense es, por ejemplo, el que tiene el Monasterio de Moreruela», concreta De la Mata y a todos les viene a la mente las ruinas del primer edificio de este estilo en toda la Península Ibérica.

Se sucedieron los términos capiteles, ábsides y arquivoltas y los mensajes «subliminales» que en ellos se ocultaban. Así, las flores de cuatro hojas simbolizan el sol y por extensión el resplandor divino. Los elementos vegetales decorativos recuerdan al paraíso y hay una lucha permanente entre el bien y el mal con figuras semi- humanas y de animales que luchan por impedir que el mal entre en el templo. Así es San Juan del Mercado, en su interior no quiere vicios, ni pecados, ni serpientes que representen cualquiera de estos dos aspectos.

Los visitantes comprobaron también que hay el patrón del jaqueado en las impostas de los ábsides se repite en las iglesias que están en el Camino de Santiago, que las estrellas de cuatro puntas indican la iluminación divina y que en la puerta Sur, en la imagen de la adoración de los Reyes Magos la Virgen María tiene un tamaño mayor «porque es un personaje central en la religión cristiana», tal y como indicó De la Mata, y que al niño Jesús le falta la cabeza, «posiblemente por las tropelías de los niños de una escuela cercana», apuntó el historiador.

La visita guiada estuvo enmarcada en el programa «Benavente por descubrir», que se ha llevado a cabo en la ciudad a lo largo del verano y que aunó ayer a personas de todas las edades que se esforzaron por buscar las marcas de los canteros en las paredes, que pasearon en el patio de ábsides y portada norte de la iglesia (restaurado hace apenas dos años) y que se introdujeron en el interior del templo para admirar la belleza artística y arquitectónica que en el día a día las prisas de la rutina no nos deja apreciar. San Juan, como el resto de monumentos, esperarán pacientemente en su ubicación hasta la próxima visita.