«A la madera que le echo mano, la tengo que marcar, es que tengo que hacer algo con ella». Con estas palabras resume su trayectoria vital el nonagenario vecino de Villaferrueña, Benigno Ferrero Fernández. A sus 90 años, el señor Benigno, muestra con orgullo sus trabajos labrados sobre maderas de castaño, de nogal y de cerezo, durante toda su vida. Muchas de sus obras han sido talladas con la misma gubia triangular, con el instrumento que le fabricó un compañero de «mili» en Zamora cuando «servía» a la Patria como armero. La gubia que utilizaba en su taller militar de carpintería el joven Benigno, la ha seguido utilizando hasta ahora y todavía la conserva junto a una colección de instrumentos ordenadamente colocados en su caja de herramientas. Uno de los tesoros fabricados por este manitas de la madera.

Trabajos tallados sobre maderas de castaño, de nogal e, incluso de cerezo han formado parte de este artesano que instaló, al cumplir el servicio militar, un taller en su pueblo, en la casa familiar de la calle la Iglesia donde se repararon muchas cubas, algunas de más de 100 cántaros, se fabricaron carros, arados, puertas y los más delicados vasares de cocina o comedor.

Con el paso de la milicia a la sierra de Carpurias, Benigno Ferrero se convirtió en un manitas, un carpintero artesano perfeccionando las primeras nociones del oficio adquiridas como aprendiz en un taller carpintero de Arrabalde. El manejo de la gubia, «la misma de toda la vida», le ha permitido tallar delicadas y laboriosas piezas que han logrado adueñarse de su casa, ya que no hay dependencia de la vivienda en la que no hayan dejado huella las manos de Benigno Ferrero.

La gubia ha venido hasta hace diez años, hasta que la salud se lo ha permitido, surcar la madera sobre un dibujo previamente realizado a través de una plantilla con motivos florales y geométricos. Muebles de todo tipo, cómodas, armarios roperos o zapateros, una cama e incluso todo el conjunto de un zócalo del pasillo de la casa. Hasta el laborioso trabajo realizado sobre bastones de madera o el frontal de un arca de sus abuelos, de aquellas con mas de siglo y medio de antigüedad cuando los vecinos de Villaferrueña y localidades de la zona acudían a comprar a Santibáñez de Vidriales.

Eso sí, el señor Benigno siempre trabajando con madera de la zona, con castaño, con nogales y si lo hacía con madera de cerezos se debía a que tuvo una finca con estos árboles. «La madera de cerezo queda ya para barnizarla pero con la de castaño hay que tener mucho cuidado porque se astilla, la de nogal es muy buena para la talla», advierte Benigno Ferrero, el varón más longevo de Villaferrueña, «de hombres soy el más viejo, aunque de mujeres las hay mayores que yo», asegura este manitas con la gubia.