Esther B. M.

Relacionadas

Nada dura toda la vida y un cargo político es efímero por naturaleza, al menos en los regímenes democráticas. Eso lo ha aprendido muy bien Jesús Cuadrado Bausela, que después de más de once años con cargos públicos ha vuelto al origen, a dar clases de Geografía e Historia al instituto León Felipe de Benavente. El exdiputado socialista ya se ha olvidado del Congreso. «Soy un docente que durante un tiempo fue político», explica.

Cuadrado retomó las clases el mismo 13 de diciembre, una vez constituido el nuevo Congreso de los Diputados. «El mismo día que dejé de ser diputado, que dejé una actividad, me incorporé a la otra».

Una carrera larga, de veinte años, como docente en el mismo centro ha permitido que la vuelta a las aulas haya transcurrido con absoluta normalidad. «No he tenido ningún problema, me he acostumbrado rápidamente a los nuevos horarios».

Reconoce Jesús Cuadrado que existen grandes diferencias entre la política y la docencia. Explica que el punto común entre estas dos profesiones es la relación directa con la gente, pero como actividades las considera completamente distintas. Por esta razón, ha tenido que volver a adaptarse al mundo de la enseñanza que abandonó hace más de una década.

Los cambios en los planes de enseñanza han trastocado en cierta manera la forma de dar clase de este profesor de Geografía e Historia. Cuando dejó la enseñanza y comenzó su vida política en activo, los alumnos más pequeños a los que impartía clase eran de tercero de educación secundaria, estudiantes de 14 años. Durante estos años se han incorporado al instituto jóvenes de 12 años. Cuadrado reconoce que dirigir una clase con este tipo de alumnos es más complicado. «Este es el cambio que más he notado», reconoce.

Asegura que el mundo de la enseñanza le apasiona, y tratar con los jóvenes es un nuevo reto en su carrera. Admite que la docencia desgasta mucho, ya que el trato continuo con adolescentes es duro. «Hay que estar atentos a su evolución por si los métodos de aprendizaje no funcionan», pero asegura que es una profesión que adora: «la enseñanza me produce muchas satisfacciones».

La vida política le ha producido otro tipo de satisfacciones, «diferentes, pero igualmente placenteras». Entre ellas cita Cuadrado la maravillosa experiencia que tuvo cuando participó en la aprobación de una ley sobre el comercio de armas en colaboración con varias ONG. «Es muy importante poder influir positivamente en la vida pública», pero añade «mi visión del mundo es la misma, me vale igual ejerciendo la política que dando clase».

A pesar de verse influido por su visión particular del mundo, que no abandona en ningún momento, asegura que su adscripción política no ha condicionado nunca su objetividad como profesor de historia. «Cuando doy clase mi condición política, religiosa o sindical no afecta a mis lecciones».

Durante su jornada laboral actual, se olvida de su pasado como diputado. Sus alumnos no han hecho alusión a su actividad política, tan sólo sus compañeros han preguntado a Cuadrado sobre sus andanzas en el Congreso, pero siempre, dice, «durante los descansos entre clase y clase, o en alguna charla de café, pero no ha sido muy habitual».

Ahora, el exdiputado ve la política como algo que forma parte de su trayectoria personal. Seguirá militando en el partido socialista, pero sin participar activamente como hasta el momento. Continuará la vida de su partido con el mismo interés, de hecho se acaba de manifestar a favor de Carme Chacón como nueva secretaria general de su partido. «Seguiré militando en el partido, pero no soy un militar, en el sentido de ser militarizado al servicio de una fuerza política».

La actividad principal de Cuadrado, asegura, es y seguirá siendo la enseñanza, «mi vocación es ser profesor; un docente que durante un tiempo ha sido político».