Carlos Suárez es escalador profesional y dedica prácticamente el total de su tiempo a la montaña. Le apasiona su profesión que lleva ejerciendo desde la temprana edad de 17 años. Hoy, dentro de las jornadas de naturaleza y montaña, contará su trayectoria profesional en la Casa de la Cultura La Encomienda.

-¿Cómo empezó su relación con este deporte?

-Mi afición comenzó con 14 años. El programa «Al filo de lo imposible» me despertó la curiosidad de este deporte. Además, yo estudiaba en el Escorial, que es un pueblo que está muy cerca de la sierra madrileña, y llevaba viendo la montaña toda mi vida. Un fin de semana hice una escapada a la cumbre de una montaña para ver el paisaje. Esto fue lo que definitivamente me enganchó a empezar, y posteriormente a continuar hasta ahora.

-¿Cuánto tiempo dedica actualmente a escalar?

-Entre semana dedico entre tres y cuatro días, pero realmente la escalada es mi vida. Aparte del entrenamiento, que son semanas enteras y meses, en mucha ocasiones lo hago por diversión.

-¿Desde cuándo se dedica profesionalmente a este deporte?

-Hace 15 años.

-¿Por qué se planteó dedicar su vida a la escalada?

-Yo creo que la razón fundamental fue porque empecé muy joven a escalar. Ascendí el Pilar Bonatti y esto repercutió mucho en los medios de comunicación dedicados a la montaña que había entonces, sobre todo, en la revista «Desnivel». Gracias a esto algunas marcas me ofrecieron la oportunidad de trabajar con ellas, me dejaban material, y poco a poco, fui trabajando más para ellas, vendiendo material, dando charlas, haciendo fotografías de las escaladas y de viajes que realizaba.

-¿Cómo se pasa de escalar a realizar «salto base»?

-El salto base surge después de practicar la escalada durante muchos años, de ascender montañas estando siempre sujeto a una cuerda. Fueron saliendo diferentes retos, uno de ellos fue saltar en parapente el Naranjo de Bulnes, realizamos un descenso biplaza desde la cima. A partir de ahí, creí que podía ser interesante practicar deportes que tuvieran que ver con el aire, y sobre todo si se podían hacer desde la montaña. Primero me especialicé en el mundo del paracaidismo y después ya estaba preparado para el salto base.

-¿En qué consiste el salto base?

-Saltar de sitios estáticos como un puente, una antena o una montaña.

-¿Qué atractivo tiene para usted esta práctica?

-La exploración del paisaje desde otro punto de vista. Con la escalada tratas de escapar del vacío, pero con el salto base es lo que buscas, la caída libre. Redescubres la montaña de una manera muy interesante.

-El mundo de la montaña, ¿de qué forma ha evolucionado a lo largo de los años?

-Ha pasado de tener un origen muy romántico en el que no había premisas profesionales y nada estaba mercantilizado, a estar mucho más profesionalizado, a estar más presente en los medios de comunicación, en las películas, en conferencias.

-Considera que la montaña ha tenido mejor pasado o mejor presente.

-Son dos maneras diferentes de verlo. Todos los momentos tienen su lado positivo y negativo. Creo que los tiempos de ahora permiten que haya una comunicación muy fluida entre la gente y que se hagan grandes aventuras. No considero que antes fuera un tiempo mejor, solamente era algo más ideal, más romántico.

-¿Ha sufrido algún accidente grave?

-No, nunca. He tenido sustos pequeños, pero nunca algo grave. Sí he visto accidentes graves de gente que escalaba conmigo, hasta incluso mortales. En mi libro hablo de esto también, qué hay detrás de todos esos accidentes, sus consecuencias y las reflexiones que producen en los escaladores.