José Antonio Guerra pertenece a un colectivo cuyos miembros comparten la misma afición que él: repicar las campanas. Lleva realizando esta práctica desde muy pequeño, y continuará haciéndolo hasta que la salud se lo permita. Cada vez que se sube a un campanario y observa el pueblo desde arriba la sensación es tan agradable que no duda en invitar a todo el mundo a que prueba esta experiencia.

-¿Cuándo comenzó con esta afición?

-La afición la tengo desde muy pequeño. Aprendí en Santa Cristina de la Polvorosa, mi pueblo. Hubo un tiempo en el que me alejé de ese mundo por razones de trabajo, pero después continué repicando debido a la unión de un grupo de campaneros de la provincia que constituyeron una asociación. Este año, en Villavante (León), hemos celebrado su 25 aniversario, y nos hemos reunido más de 60 campaneros de todas las partes de la geografía española.

-Desde que comenzó la andadura de esta asociación, ¿forma usted parte de ella?

-No pertenezco desde sus inicios. Llevaré quince años siendo miembro.

-¿Por qué se inició en esta práctica?

-Cuando yo era pequeños en los pueblos era habitual tocar las campanas de la iglesia en muchas circunstancias, no solamente religiosas.

-¿Quién le enseñó?

-En esa época había personas mayores en los pueblos que repicaban. No te enseñaban propiamente, pero te ibas fijando, copiando sus movimientos, y, al final, aprendías.

-¿Es muy difícil aprender a repicar las campanas?

-Esto es como cuando tocas un instrumento. Yo lo comparo con el tambor. Necesitas mucha práctica.

-¿La gente joven se interesa por aprender esta práctica?

-Hay chicos, nunca chicas, que quieren aprender, pero como se necesita mucha práctica se cansan enseguida. El aprendizaje de las campanas es paulatino y tiene que ser constante.

-¿Cuál es la metodología que se utiliza en la repica que campanas?

-No se utilizan partituras como cuando tocas otro instrumento. Nos guiamos por el oído únicamente, por eso es tan complicado.

-¿Cuántos tipos de sonidos puede llegar a tocar?

-Tengo calculados entre catorce y quince. Son toques muy sencillos, son señas simples que dan a conocer lo que está pasando. Por el sonido de las campanas se puede saber si ha muerto un hombre o una mujer, y hasta la hora del entierro.

-¿Considera que hay buenos campanarios en la provincia de Zamora?

-Excelentes. Además de campanarios buenos también hay buenas campanas. Estuve tocando unas del siglo XVIII, todo un lujo. Y una de las torres más señoriales es la de mi pueblo, Santa Cristina de la Polvorosa.

-¿Cree que después de su generación se perderá el hábito de repicar las campanas?

-Totalmente se terminará. Toda la asociación lo sabemos, por esta razón nos hemos animado a unirnos. Esperamos que la gente joven se apunte a esta afición y que continúen con la tradición.

Perfil

1948, Santa Cristina

A José Antonio Guerra le ha atraído desde muy pequeño el mundo de las campanas, sus sonido y el significado de éstos. Lleva más de quince años perteneciendo a una asociación de campaneros de la provincia que buscan promover esta afición. Recorren cientos de lugares mostrando su saber hacer con este especial instrumento e intercambiando sus diferentes repiques. José Antonio no se dedica profesionalmente a este mundo, pero, en cuanto su trabajo se lo permite, acude con el colectivo a los campanarios de toda la comarca para disfrutar de esta práctica. Sabe que esta tradición tiene sus días contados, pero confía en que la gente joven se sienta atraída y no deje que caiga en el olvido.