En el plazo de dos semanas la Concejalía de Medio Ambiente sabrá si puede prescindir del uso de insecticidas en los jardines públicos para combatir cualquier tipo de plaga. Este el tiempo que Asprosub y técnicos de la empresa Distiagro calculan que tardará en conocerse si la plaga de pulgón detectada, por ejemplo, en los árboles de la Plaza del Grano, ha sido neutralizada por un insecto beneficioso: la mariquita. Si los resultados acompañan los insecticidas pasarán a sustituirse por un sistema de control biológico que simplemente imita a la naturaleza para mantener el equilibrio entre presas y depredadores, una historia tan vieja como el mundo.

Existe amplísima variedad de insectos y ácaros beneficiosos, como la mariquita o la araña roja, que acaban con los insectos que se alimentan de plantas, provocando su debilitamiento, la caída o malformación de hojas o enfermedades como la melaza. Aunque los insectos beneficiosos forman parte de este tipo de hábitats, el uso abusivo de insecticidas, la polución o factores de tipo climático, pueden acabar con ellos rompiendo el equilibrio presa-depredador.

El sistema experimentado ayer prevé la suelta de insectos beneficiosos producidos de manera controlada. Se trata de examinar que tipo de plaga existe en una zona determinada y realizar una suelta controlada de insectos beneficios.

El Ayuntamiento y Asprosub mantienen desde hace seis años un convenio de colaboración para el mantenimiento de algunas zonas ajardinadas de la ciudad, a excepción de la Mota. En estos puntos se está experimentando ya con este sistema de control biológico.

El concejal de Medio Ambiente, Juan Dúo, explicó ayer que en quince días se habrán evaluado los resultados de la experiencia y confirmó que si estos son positivos, se implantará de forma sistemática el uso de insectos beneficiosos para combatir las plagas en los jardines públicos y se eliminará definitivamente el uso de insecticidas.

Las plagas más conocidas, el pulgón, los ácaros, psilas, el tigre del plátano, el cotonet o los trips, la mosca blanca, el minador o los esciáridos, tienen a su vez una lista de voraces insectos enemigos. Dependiendo del tipo de plaga y de factores como el medio, la temperatura o el momento fenológico en que encuentre cada planta, es posible escoger el insecto depredador adecuado.

Este sistema se está utilizando de manera sostenida en el norte de Europa, según aseguran los técnicos. Si el control biológico funciona aquí también, se realizarán sueltas programadas de insectos beneficiosos en todos los jardines locales y se acabará la figura del fumigador.