La Mesa por la Sanidad de Benavente protagonizó ayer ocho horas de protesta ininterrumpida con dos concentraciones y dos manifestaciones para reclamar la construcción de un nuevo centro hospitalario en lugar de la reforma iniciada por la Junta, que considera «absurda».

A las doce y media del mediodía entre 250 y 300 personas, según la Guardia Civil, se concentraron a las puertas de urgencias del Hospital Comarcal, donde los responsables de la plataforma intentaban negociar el acceso al edificio para protagonizar un encierro simbólico hasta las ocho de la tarde, hora de la segunda concentración-manifestación.

No lo consiguieron. El hospital permanecía fuertemente cerrado en el acceso por la calle Luisa Mozo y una decena de agentes de la Guardia Civil y un equipo de información custodiaba a su vez las puertas de urgencias. Lo hizo durante toda la jornada.

El portavoz de la plataforma explicó a los concentrados que había «algún problema», que «debía haber antidisturbios» preparados-lo que resultó incierto- y que los ciudadanos de Benavente y la comarca no eran «la kale borroka, como alguien ha dicho». «Tenemos más educación que ellos», apostilló.

Eugenio Bruña indicó que el gerente del complejo hospitalario se encontraba en el edificio, «seguramente cobrando peonadas», y advirtió que el Comarcal «es un establecimiento sanitario y podemos entrar cualquiera cuando nos dé la gana». En cualquier caso, el portavoz explicó a los concentrados que unos cuantos miembros de la plataforma tenían intención de encerrarse hasta las ocho de la tarde en el hospital con el propósito de que «los que puedan nos acompañen» y comunicó su intención de intentar hablar con el gerente «para evitar problemas».

A las puertas de urgencias, Bruña parlamentó con la Guardia Civil durante unos minutos mientras la concentración se desplazaba desde la Cuesta del Hospital hasta donde se hallaba el portavoz. Tras un corto periodo de tiempo y después de que la Guardia Civil mediara con la gerencia, Bruña y otros dos miembros de la plataforma pudieron reunirse con Rafael López Iglesias. El portavoz le pidió autorización para acceder al hospital y el gerente le contestó que la Subdelegación del Gobierno había restringido la concentración y la manifestación al área extrahospitalaria, como figuraba por escrito.

Mientras esta conversación se producía, los concentrados volvieron a la Cuesta del Hospital, donde se produjo un pequeño incidente con una posible trabajadora. Al parecer realizó un corte de mangas y los concentrados la abuchearon y la silbaron. «Borrachona», la llamó una manifestante. El incidente no pasó a mayores.

Poco después la pequeña delegación salió a la calle. Bruña explicó que el gerente les había asegurado «que la Subdelegación del Gobierno no nos deja entrar». El portavoz, tras realizar una llamada telefónica, volvió a insistir que el hospital «es un establecimiento público y sanitario que tiene que estar abierto» y reiteró su disposición «a entrar» en el interior del recinto hospitalario.

La concentración se convirtió en manifestación con dirección a la entrada por la calle Luisa Mozo, donde se habían instalado verjas con cadenas y alambre reforzando la puerta metálica principal.

Los manifestantes colocaron las pancartas y, aunque revisaron la zona haciendo algún ademán de buscar una entrada, no accedieron al interior. De manera paulatina los asistentes se fueron marchando. Quedaron cerca de una decena de miembros de la plataforma, que se trasladaron de nuevo a la zona de urgencias. Allí almorzaron y tomaron café hasta las ocho de la tarde y sin que se produjera ningún incidente.

Al cierre de esta edición, comenzaba la segunda concentración. Según la Guardia Civil, una cien personas acudieron a esta segunda parte de la protesta, que se desarrolló en la más absoluta normalidad.

Mañana de llamadas telefónicas entre la Subdelegación y la Junta

La protesta de la Mesa por la Sanidad y su reclamación de acceder al interior del hospital para protagonizar un encierro simbólico motivó tres conversaciones telefónicas entre la subdelegada del Gobierno, Josefa Chicote, y el delegado territorial de la Junta, Alberto de Castro.

Chicote comunicó a De Castro la petición de acceso de la plataforma y el delegado territorial no dejó de ceñirse al escrito de la Subdelegación del Gobierno que limitaba la concentración y la manifestación fuera del recinto hospitalario. No se produjeron variaciones sobre este documento.

Algunas fuentes precisaron que la Junta habían pedido por escrito y con anterioridad a la autorización final de la Subdelegación del Gobierno que no se permitiese la entrada al recinto hospitalario para no alterar la normalidad en la prestación sanitaria y evitar molestias a los pacientes ingresados.