En momentos complicados para el sector agrario buscar alternativas a las producciones ganaderas clásicas no resulta fácil aunque tampoco es imposible. Esto es al menos lo que ha logrado en la práctica un matrimonio de Santibáñez de Vidriales que después de montar un criadero de perdices ha encontrado en los cotos extremeños sus principales clientes.

Aunque en la comarca ya existe al menos otro criadero, José y Aurea decidieron hace dos años crear una explotación de perdiz roja. En su segundo año, esta explotación familiar ya ha logrado facturar varios envíos de miles de ejemplares adultos para repoblar dos mil hectáreas de monte en la provincia de Cáceres.

La iniciativa, por por poco frecuente, llama la atención y parece consolidada. «Decidimos montar este criadero porque mi marido cayó de baja, le dieron una incapacidad laboral y criar perdices era una alternativa a las granjas de porcino, que además requieren una mayor inversión», explica Aurea. Tras informarse y decidirse a dar el paso, adquirieron pollitos de perdiz roja de y montaron una explotación automatizada. «El primer año caían como moscas, pero ahora es increíble como se han adaptado», añade recordando que pese al frío del pasado invierno y los golpes del actual las perdices aguantan todo el día fuera de las instalaciones, moviéndose «listas» en camada cuando son jóvenes, y «a su aire» cuando son adultas.

José y Aurea quieren comprar madres el próximo año y desarrollar el ciclo productivo sin recurrir a otras granjas. Las repoblaciones cotos privados, las sueltas para caza y la venta ocasional en la explotación de ejemplares, constituyen la base de su actividad.

Los pollos tardan entre dos y tres meses en ser adultos. Consumen inicialmente piensos de primera y segunda edad, y finalmente se alimentan de trigo, «lo que más les gusta», dice Aurea. Su precio en el mercado, aunque depende de la temporada y del volumen de la operación, oscila entre los 6,25 euros por ejemplar en partidas grandes a 8,50 euros por perdiz cuando se venden individuos sueltos.

De momento, la explotación vidrialesa suministra fundamentalmente a Extremadura, Andalucía y también a Galicia. También de momento parecen cumplirse en esta explotación familiar los felices augurios que los cuentos siempre aparejaron a las perdices.