Zamora, tierra de generosos recursos naturales, ha tenido que vivir este año la cara más amarga de la sobreexplotación con un vaciado sin precedentes del embalse de Ricobayo. Corría el mes de agosto cuando los vecinos de los pueblos ribereños alertaban sobre una situación de sequía muy poco habitual para la época del año. Antes de esa fecha, no obstante, empresarios de productos relacionados con el pantano, tanto en hostelería como en náutica, habían alzado su voz para tratar de frenar lo que finalmente se tornó en un auténtico problema medioambiental y económico, y del que la provincia todavía no se ha recuperado.

El secado del embalse de Ricobayo ha coincidido con una escalada sin precedentes en el precio de la luz. Y no es casualidad. Los datos del Operador del Mercado Ibérico de Electricidad (OMIE) dan la razón a quienes piensan que la Iberdrola ha vaciado el embalse para llenar sus bolsillos. No en vano, este tipo de producción alberga el paradigma de lo que los expertos llaman “beneficios caídos del cielo”. O lo que es lo mismo, cobrar por un impacto de emisión de CO2 que no se lleva a término, puesto que el aprovechamiento acuático no expulsa dióxido de carbono. De esta manera, el negocio es redondo para la eléctrica, mientras que las localidades de la provincia de Zamora sufren las consecuencias.

El vaciado del pantano ha traído consigo una importante polémica tanto por el presente como por los contratos de gestión que las grandes eléctricas tienen sobre estos recursos. A menudo es complicado conocer cuándo terminan las concesiones, pero de acuerdo con las cifras ofrecidas por el doctor Félix García de Pablos, la luz se ha hecho en un momento en que los ciudadanos piden conocer. Así, la explotación de las presas Villalcampo I y II debería concluir el 10 de octubre de 2024 y las dos de Castro, el 22 de julio de 2028. Todo ello, tomando en consideración las fechas de su puesta en funcionamiento y ese plazo de explotación de 75 años. Sin embargo, en lo referente al embalse de Ricobayo, el asunto es más engorroso.

Y es que, la primera de las presas en ser ejecutada y cuya fecha de inicio de actividad data del 4 de febrero de 1935, consiguió en el año 1993 una prórroga por otros casi treinta años de actividad. Esto quiere decir que, si su plazo de reversión de 75 años debía haber cumplido el 4 de febrero de 2010, la explotación se mantendrá vigente hasta el 17 de diciembre de 2039. Un total de 104 años de aprovechamiento para Iberdrola. Un negocio redondo a costa de esquilmar este recurso tan necesario para las economías de la zona, tanto en agricultura como en el sector de los servicios.