Violín, flauta travesera y contrabajo se dan cita para fusionar sus sonidos en las calles zamoranas gracias a una idea de un grupo de amigos. Los componentes de Vandalia Trío Fernando García y Pablo Estébanez, quienes tocan el violín y el contrabajo, respectivamente, estudiaron juntos y a raíz de tocar en una orquesta, comenzó una amistad y surgió la idea de tocar juntos hace más de siete años. Desde entonces, los dos zamoranos han actuado esporádicamente en distintos puntos de la ciudad. Irene Jiménez, con la flauta travesera y procedente de Jaén, se unió a ellos más tarde. Los tres se dedican enteramente al estudio de la música fuera del país. No son bisoños, precisamente. Pablo, que realiza un máster en Bélgica, ha llegado a tocar con Ara Malikian.

Los jóvenes defienden estilos muy diferentes en sus actuaciones, pero fundamentalmente interpretan piezas clásicas. También hacen arreglos, improvisaciones, bandas sonoras o canciones cubanas.

Las reacciones de los ciudadanos que se encuentran con ellos en las calles varía, pero en general la escucha los sorprende y les gusta mucho, sobre todo cuando tocan música clásica. Los instrumentistas provocan emociones muy grandes en los oyentes, "algunas personas nos dicen que la gente se maravilla más con nosotros que con otros artistas callejeros, quizá se deba a nuestra formación particular, puesto que el violín, el contrabajo y la flauta travesera se compenetran muy bien, y el hecho de tener un contrabajo provoca un interés mayor visualmente", apuntan desde el grupo. Además, la energía que desprenden es un rasgo muy particular de la banda, los amigos disfrutan con lo que hacen y eso se transmite. En muchas ocasiones, la aportación personal que reciben los oyentes es muy buena porque "puede alegrarles la mañana, no es necesario que vayan a un concierto o hagan una gran labor, simplemente caminan y lo escuchan, pero depende de cómo lo reciban", reflexionan desde la banda.

La idea de crear una banda o un proyecto conjunto no ha estado alejada de las mentes de los tres amigos: "Alguna vez nos hemos planteado una visión de futuro como grupo, pero de momento no hay nada claro", señalan.

La existencia de personas jóvenes preocupadas por la defensa de la música clásica es una necesidad en un mundo en el que este estilo queda reducido a su escucha por parte de gente mayor o aquellos que se dedican a su estudio, como consecuencia de un modo de vida muy rápido: "la población tiende a escuchar otro tipo de canciones más comerciales o más fáciles, y las piezas clásicas requieren otra mentalidad más abierta, ciertos conocimientos, iniciativa y experiencia, y no están tan accesibles. Además, en España no hay una tradición de este estilo, que a pesar de ello, aporta muchas cuestiones intelectuales y emocionales que otros tipos de música no consiguen", observan los músicos.

Los amigos creen en la difusión de la música clásica: "Nos anima lo que disfrutamos, lo pasamos bien y queremos que eso siga así. Es algo que nos invita a aprender más, esto es una carrera de superación sin límites", apuntan los músicos. "Es necesario entender la música clásica y no dejarla como mejor que la música popular, para llevarla a gente que no está acostumbrada y pueda ver su valor", continúan. De esta forma, la banda utiliza en sus actuaciones temas conocidos, tanto clásicos como de otros estilos, con los que la gente esté familiarizada, ya que muchas veces la complejidad de la música clásica es la característica que la aleja del interés de algunas personas. Por ello, la agrupación trata de llegar al máximo número de espectadores de una manera sencilla.