"Una gran catarata de palabras e imágenes". Así define el arquitecto Francisco Somoza lo que es un periódico para ensalzar el gran archivo de La Opinión-El Correo de Zamora en el que ha buceado para preparar la exposición del Aniversario de los 120 años de historia del rotativo de la provincia, muestra de la que es comisario.

-¿Qué le atrajo de este reto que supuso preparar una exposición de algo tan ajeno a la arquitectura como es un periódico?

-Un periódico nunca es ajeno, todos los días desayunamos, con él, tenemos una intensa relación, habitual, con él. Siempre es una divertida aventura manejar los recursos acumulados en más de un siglo para hacer una síntesis y exponerla en un espacio que también formaba parte de sus instalaciones con los objetivos de ser concreto, didáctico y sorprendente.

-¿Qué ha querido transmitir con esta exposición, al margen de la historia del periódico?

-Hemos querido transmitir la importancia que tiene en la estructuración de una sociedad un medio que forma parte de nuestras vidas, que narra y describe lo que hacemos, lo que sucede en nuestro entorno, cómo la sociedad evoluciona, cuestiones que a diario no se perciben con la misma nitidez que cuando tienes que explicar qué es lo que ha sido ese medio en un periodo tan largo. Es cuando adviertes la importancia del medio, una de las columnas vertebrales de la sociedad zamorana; cuenta nuestra historia, miserias y logros, nacimientos, muertes, todo.

-¿Qué prevaleció para determinar qué elementos compondrían esa historia?

-La documentación que alberga un periódico a lo largo de 120 años es asombrosa, tremenda en todos los sentidos. Intentar simplificar y obtener de todo eso una narración, a pasos agigantados, de lo sucedido aquí es lo más complicado. La complejidad de las informaciones es enorme porque son interesantes por lejanas, por curiosas, por sorprendentes, por formar parte de la historia. De ahí la complicación para extraer las que puedan describir de manera más concreta o más simbólica lo sucedido.

-¿Qué criterio se siguió para definir qué iba a componer esa muestra?

-Cuando el periódico empieza ya están sucediendo cosas muy transformadoras de la sociedad, por eso precisamente nace. La narración de la exposición se estructura para describir todo ese espíritu nuevo, el cambio de actitud y costumbres va generando permanentemente noticias. Hay que imaginarse lo que pudo suponer la aparición de los vehículos, de la energía eléctrica; las guerras mundiales; los años 30; la llegada del hombre a la luna...

-Refleja la evolución tecnológica en la edición e impresión, un aspecto muy desconocido.

-Hasta el momento en el que se funda El Correo de Zamora, los periódicos son hojas parroquiales, que venimos diciendo, cuatro páginas máximo. De pronto, Ottmar Mergenthaler inventa la linotipia en 1886, un artefacto que transforma los medios de difusión en términos absolutos. Comienza a haber periódicos grandes, con otro tipo de posibilidades de edición más rápida y esa tecnología modifica la manera de relacionarse del periódico con la población. La linotipia es un absoluto milagro.

-¿A qué equivaldría en cuanto a revolución tecnológica?

-¡Es un absoluto milagro! Al invento de la imprenta Gutenberg.

-¿Y a lo que ahora mismo conocen los más jóvenes?

-No hay nada equiparable en cuanto que elemento comprensible para nosotros. La linotipia es una invención muy rupturista, por eso es más sorprendente. Permitió pasar del sistema de copistas a editar. Lo más parecido a la linotipia en la época moderna sería la imprenta, uno de los pilares en los que se asienta el cambio de era. Hoy, nos sorprende el comunicarnos simultáneamente y en tiempo real con un teléfono móvil, pero los avances tecnológicos nos advertían de esa posibilidad.

-¿La linotipia fue lo que más le llamó la atención?

-Sí. Las había visto funcionando, pero son artefactos tremendos, en los que el ingenio es comprensible todavía. El ingenio actualmente se alberga en un microchip y no sabemos muy bien en qué consiste, salvo los expertos. Somos usuarios de un sistema incomprensible en términos generales para nosotros, solo sabemos que apretando una tecla sucede algo, pero no sabemos el porqué ni cómo.

-¿Es quizás lo que más sorprende al visitante?

-Hay cosas muy llamativas, un relato muy sintético de la transformación de los medios de trabajo, una máquina de escribir de finales del XIX y el primer computador "apple" compacto. Uno es comprensible, ves las teclas, el mecanismo; y el otro es una cosa cerrada en la que no sabes muy bien qué sucede dentro cuando aprietas la tecla. Ambos permiten comprender la transformación, el paso de lo que es mecánico a lo que es tecnología informática. Son como objetos de culto, por eso están en vitrinas, para ensalzarlos, como los santos en las iglesias.

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