Los cerealistas zamoranos salen a la calle: el sector está "en quiebra técnica"

COAG, Asaja y UPA llaman a participar en la protesta del viernes, 29 de noviembre en Arévalo (Ávila)

Más del 80% del cereal producido en Castilla y León permanece sin vender en almacenes y cooperativas: no hay salida

Los agricultores piden a operadoras y harineras "un gesto" para hacer rentable la producción

Advierten sobre el acuerdo de la UE con Mercosur: "Puede ser la estocada final"

Protesta en Valladolid de las organizaciones agrarias contra la crisis de precios el cereal

Protesta en Valladolid de las organizaciones agrarias contra la crisis de precios el cereal / Ical

Más del 80% del cereal producido en Castilla y León permanece sin vender en almacenes y cooperativas porque la mayoría del mercado cerealista está en manos de empresas que siguen yendo a los puertos a buscar cereal y maíz, muchas para abastecer a las granjas de integración, mientras las producciones locales se quedan sin salida.

Es la realidad descrita por las organizaciones agrarias de Zamora -COAG, Asaja y UPA-, que vuelven a unirse para salir a la calle y denuncian la situación de un sector “en quiebra técnica” que, sin espacio en el mercado, con los precios por los suelos y los inputs disparados “no cubre los costes de producción”.

El resultado es un abandono acelerado de la superficie de cereal, que en Castilla y León ha pasado de 2 millones de hectáreas hace una década a 1,6 millones en la actualidad. En Zamora apenas 127.000 hectáreas frente a las 190.000, diez años atrás.

Por eso los líderes agrarios zamoranos llaman a participar en la concentración de este viernes 29 de noviembre en Arévalo (Ávila), a las 11:30 horas de la mañana, frente a la Harinera Vilafranquina (una de las mayores importadoras de trigo) y marcha a pie hasta las instalaciones de Cereales Octaviano Palomo (uno de los mayores operadores de cereal de España) bajo el lema “Costes, importaciones y especulación arruinan nuestra producción”.

Lorenzo Rivera, de COAG, apela a que la Unión Europea aplique el “reglamento de crisis como se hizo en los países del Este en los años 2023-2024, compensando a los agricultores para que cubrieran los costes de producción”. Reclaman además el control de las importaciones a través de la aplicación de las cláusulas espejo, es decir, que el producto que se importe a un país de la Unión Europea lo haga “en las mismas condiciones impuestas en la producción a los agricultores y ganaderos españoles y europeos.

El temido acuerdo de la UE con Mercosur  (tratado de libre comercio entre la Unión Europea y los países del Mercosur, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) y la inminente llegada del gobierno de Donald Trump con el anuncio de aranceles a todos los productos que a su juicio perjudiquen a Estados Unidos pueden llegar a “lesionar por completo nuestro mercado interior y los intereses del sector agrario y ganadero” ha advertido Lorenzo Rivera.

Aurelio González, representante de UPA, ha explicado que con la protesta en Arévalo ante grandes empresas importadoras y operadoras de cereal “vamos a la raíz del problema y reclamamos gestos como el de la cooperativa Acor con el cultivo de girasol y colza, que paga un precio mínimo y hace rentable sus siembras a los agricultores, garantiza ingresos suficientes para impulsar el cultivo y logra una rentabilidad para todas las partes”.

Incidió en las “graves consecuencias” si se firma el acuerdo con Mercosur. “Habrá más movilizaciones” avanzó Aurelio González.

Antonio Medina, de Asaja, advirtió que (a los agricultores y ganaderos) “nos están atenazando por todos los lados y el acuerdo con Mercosur va a ser la estocada final mientras el sector agrario es la moneda de cambio. Si esto sigue así, desaparecemos. Ya se está sembrando menos, se tira menos mineral para gastar lo menos posible en la sementera. Si dejamos de producir, el ciudadano lo va a pasar mal”.

El líder provincial de Asaja tiró de su propia experiencia para mostrar el descalabro de precios en el sector. “Yo me incorporé en el año 82 y mi padre vendía la cebada a 36 pesetas, más de cuarenta años después vale lo mismo mientras que los costes de producción se han disparado”.

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