Al grano

Baño de realidad

Nadie entiende nada (o no quiere entenderlo, que es peor)

Reunión de la Comisión de Venecia.

Reunión de la Comisión de Venecia. / EFE

Celedonio Pérez

Celedonio Pérez

Lo han repetido muchas veces y muchos años los de Pisa, ya saben, esos, supuestamente expertos, que pagados por la OCDE miden el rendimiento académico de alumnos de numerosos países en matemáticas, ciencias y lectura: en España el índice de comprensión lectora merma cada año. Esto es, que los jóvenes entienden cada vez menos lo que está escrito. Y, oye, yo creo que los expertos aciertan, al menos esa es la impresión que tenemos los "viejunos" que, ya saben, todo lo vemos con las gafas rayadas, sí, esas azules de la nostalgia de patillas falsamente nacaradas.

Aciertan los de Pisa, pero se quedan cortos. ¿Y por qué? Pues porque también los que ya no vamos a clase hace muchos años entendemos cada vez menos lo que está escrito. Y no, no se crean que la comprensión lectora está directamente relacionada con la posesión de títulos académicos, que hay quien tiene paredes llenas de diplomas firmados por el rey o por el ministro de turno y no se entera de nada. O no quiere enterarse. Aquí va un ejemplo. Vienen los de la Comisión de Venecia y hacen un informe sobre la Ley de Amnistía, norma redactada por los propios beneficiados y firmada por el Gobierno, y resulta que medio país lo interpreta de una manera y el otro medio de la contraria. Está claro, aquí cada uno entiende lo que está escrito como le da la gana. ¡Cómo no van a tener problemas de comprensión lectora los jóvenes¡ ¡Lo raro es que entiendan algo, oiga!

Pero no se crean que son solo los políticos quienes están divididos sobre el informe de la Comisión de Venecia, también los periodistas, los panaderos, los mecánicos, los basureros y hasta los sexadores de pollos. Y no solo sobre este informe, sobre todo lo que ocurre cada día, una parte del país lo interpreta de una manera y el resto de la contraria. Y así no hay quien salga de una patada.

Un amigo mío del pueblo lo tiene muy claro, lo que hay que hacer cuando hay dos partes tan enfrentadas, tan dispares y disparatadas que hasta lo que está escrito lo interpretan de manera radicalmente opuesta, es hacer como recomiendan los veterinarios que se les haga a los perros cuando se enzarzan en peleas fuera de tono, coger la goma de regar el jardín y ponerlos a caldo; se asustan y vuelven a la normalidad.

Como no hay goma ni agua suficiente (la sequía se lo está bebiendo todo en zonas como Cataluña, y ahí sí que habría que asperger de verdad) para mojar a todo el país, lo mejor sería que el diluvio sea de realidad, un baño de realidad bien fría, a ver si espabilamos.

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