Al grano

Ovejas y burros contra Silicon Valley

Zamora, capital del realismo sin adjetivos, vive dos ferias esta semana

Celedonio Pérez

Celedonio Pérez

Es lo que tiene la globalización, que el capitalismo de papel tiene más agujeros que un queso mal cuajado y cuando hace aguas cualquier Silicon Valley Bank por causas indescifrables para los mortales de a pie, los bancos de todo el mundo sufren, tiemblan de miedo, la bolsa se desangra, Biden se pone nervioso, intenta tranquilizar al personal, pero aún lo tensa más y, ya ven, hay quien empieza a nombrar la bicha, la crisis de 2008, el hostiazo de Lehman Brothers, yo que sé, el fin del mundo. El capitalismo de papel vive en un pino y se pone a temblar cuando sopla el aire huracanado, como ahora.

En Zamora, no; aquí las cosas son más tangibles, más consistentes, están pegadas a la tierra. Y eso es lo que deberíamos defender, el realismo con raíces frente a la globalización que nos hunde y nos arrastra. Esta semana tenemos dos acontecimientos de peso en la provincia: el festival del lechazo en la capital y la feria del burro zamorano-leonés en San Vitero. Detrás de estos dos certámenes hay vida, una cultura, un legado que se palpa; hay mucha gente implicada en la cría de asnos y corderos, un pasado que nos da consistencia; aquí no solo hay papel como en Silicon Valley Bank (y poco, por lo que parece), aquí hay una existencia contante y sonante.

Detrás de estos dos certámenes hay vida, una cultura, un legado que se palpa

Ese debería ser el lema: aquí se vive de verdad, las cosas tienen nombre y no solo adjetivos. Zamora es lugar de hechos, de líneas trazadas sobre el suelo, lo que se ve es lo que es, los plásticos solo para envolver. No valoramos como se merece que todo lo midamos con el cerebro en un mundo que se mueve en la ficción de lo que no es, en el pre-metaverso, que vaya usted a saber qué es eso, que no lo saben ni sus pre-inventores. Dos acontecimientos esta semana, se lo digo yo. Y tenemos que aprovecharlos.

Zamora va por el buen camino de convertirse en la capital mundial del ovino, si antes no nos prohíben la ganadería, que todo puede ser en este mundo de "silicon valleys", también en política. Vamos a disfrutar esta semana de la mejor carne de lechazo y a soñar con aprovechar todos los beneficios de este sector; lo del queso, ya saben, es cosa reconocida, pero falta la carne, la lana, la cultura pastoril en su conjunto. Queda mucho trabajo por hacer y por eso son imprescindibles acontecimientos como el festival de estos días.

La feria del burro es nuestro espejo. Este animal debería estar en nuestra bandera. Trabajadores, manejables, victimistas y cabezones. Así somos. Ah, y tropezamos varias veces en la misma piedra. El asno es nuestra sombra y revelación. Vamos a San Vitero a pedirle perdón.

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