No está Zamora para deserciones, para dejar que el tren que le han asignado con dirección al abismo se estrelle a la primera por falta de conductor. La espantada de CEOE-Cepyme, Cámara de Comercio y Azeco ha dejado noqueada a la plataforma Zamora 10. Con su salida de tono han dado la razón a aquellos que siempre están poniendo velas a san fracaso, amantes de los cortacéspedes, los mismos que encendieron el ventilador para expandir los malos olores cuando se gestó esta iniciativa y se pusieron a la tarea de argumentar en los cenáculos menos aireados que mal destino tenía un proyecto que buscaba aclarar el futuro de la provincia cuando muchos de sus mentores eran los culpables de haber taponado su porvenir con sacos terreros de intereses particulares.

Los objetivos

No vale salirse por la tangente sin explicaciones creíbles. Los objetivos de Zamora 10 no se han cumplido y solo unas pocas de sus iniciativas están en marcha. Por eso que no diga la patronal que ha llegado la fecha de caducidad de una plataforma en la que Caja Rural ha invertido hasta su alma. Es ahora cuando empiezan a verse algunos de sus primeros resultados: la Escuela Nacional de Industrias Lácteas, Fromago, Monte la Reina, Dinamiza, Marca Zamora… propuestas hilvanadas que en muchos casos necesitan ataduras bien fuertes o se van a deshilachar sin hacer madeja.

Fracasos

Zamora necesita explicaciones. ¿Acaso las asociaciones empresariales ya han tirado la toalla y creen que el mal de la provincia es incurable? Pues que lo digan, que nos enteremos todos para no sentirnos, otra vez más, engañados. Acumulamos fracasos colectivos que nos están hundiendo, pero el principal es que tenemos la sensación de que somos marionetas movidas por intereses ajenos. Estamos maniatados por nuestros propios miedos y somos incapaces de hacer lo más obvio, coger una tijera y cortar las ataduras.

No podemos permitirnos que Zamora 10 se diluya como una gota de agua en un desierto. Los engaños a esta provincia son ya cordillera: el Plan Zamora, el Plan del Oeste, Interreg, Feder, Fega…, ¿todavía queda algún incauto en esta tierra? Pero, por favor, no destruyamos también los mecanismos de esperanza. Nos queda Caja Rural, que se ha convertido en símbolo de defensa numantina. Recemos, sí, pero también gritemos y exijamos… que el futuro no está escrito y es responsabilidad de los que vivimos en el presente.