No es fácil ver retoños en medio de los troncos pochos que pueblan esta provincia. Pues los hay. Hasta en Zamora se produce el milagro del olmo seco de Machado. Y nunca antes había brotado el agua a borbotones en medio del secarral. Hay asideros donde agarrarse y redimirse de tanto polvo corrompido. Jamás, como ahora y aquí, había tenido sentido tan preclaro la expresión: hacer de la necesidad virtud.

El tercer congreso internacional Silver Economy, celebrado la semana pasada en Zamora con la pretensión de impulsar el envejecimiento activo saludable, ha sido un éxito. Ha servido para universalizar el proyecto de la Diputación que, erre que erre, desde hace tiempo impulsa aprovechar la edad dorada como oportunidad económica. Es posible y ya empezamos a creérnoslo los de dentro, el primer paso para que una iniciativa salga adelante.

El corpus, tan etéreo hasta hace nada, empieza a tomar forma. Y lo que se atisba gusta, tiene perfiles redondos; y de la ondulación, no lo olvidemos, brota la vida. Ya no todo es teoría. Se ha puesto en marcha en Villafáfila una experiencia piloto que funciona. El objetivo está claro: la digitalización de cuidados y la atención a personas mayores en sus domicilios, impulsando los dispositivos de telemedicina y la figura del “acompañante senior”. De reojo se mira lo que desde hace un tiempo está pasando en Pescueza, un municipio de Cáceres de poco más de 200 habitantes, un proyecto basado en la monitorización global en beneficio de los mayores.

La Junta, por fin, se ha dado por aludida y ha destinado casi 600.000 euros para ayudar a convertir a Zamora en referente mundial de la economía para mayores, incentivando proyectos contra la despoblación como el aludido de Villafáfila. La Diputación, que ha hecho bandera de esta iniciativa y ya es su sello de identidad, ha iniciado también los trámites para abrir un parque tecnológico especializado en el sector. La rueda se ha puesto en marcha y ahora hay que andar el camino. Solo un dato: el 31% de la población de la provincia tiene más de 65 años, en torno a 60.000 personas.

Ahora ya no hay excusas. Tenemos proyecto y necesitamos reforzar, sí, reforzar, los servicios sanitarios e impulsar la tecnología adecuada. Hay que acelerar la instalación de fibra óptica en todas las comarcas. La banda ancha no es un lujo, es una necesidad. La Silver Economy es una realidad y un enorme yacimiento de empleo y también, que nadie lo olvide, un potente altavoz para atraer visitantes y residentes.