¡Qué alguien (humano, me refiero) se ponga en nuestro lugar! Todo el mundo habla de nosotras (y digo nosotras porque aquí no hay duda, somos más hembras que machos), nos insultan, disertan sobre nuestro tracto digestivo, diseccionan hasta nuestros pedos, que hasta nuestro aliento contamina, dicen. ¡Cómo si tuviéramos la culpa! Somos como nos han hecho los humanos. Nuestra vida está a su servicio, y ahora nos machacan...; que si somos las culpables del deterioro del planeta, del cambio climático; que expelemos el 14% del metano que va a la atmósfera...; miren, miren que larga tengo la lengua..., muuuu...

En el mundo somos más de 1.300 millones de ejemplares, los mamíferos más abundantes. Pero no es porque seamos muy prolíficas y nos vayamos apareando por las esquinas, qué va, es porque servimos sin rechistar a nuestros amos. Nos domesticaron porque les interesaba tener carne y leche fresca en casa. Las proteínas de nuestros cuerpos serranos les han servido para evolucionar, para acortar sus intestinos y hacer más grandes sus cerebros... Y ahora nos lo pagan con esto, poniéndonos en la picota...; miren, miren que larga tengo la lengua..., muuuu...

Llevan miles de años alargando artificialmente nuestro periodo de lactancia, ¡cómo si no lo supiéramos! Que consentidoras, vale, pero no tontas, de eso nada. Aprovechan toda nuestra geografía, los hacemos crecer, disfrutar, nos queman, nos trocean... y hasta hacen fiesta y nos ponen en evidencia delante de todos, nos torean. Y ahora vienen con estas, que hay que reducir censos, que si el cambio climático, que si la leche...; miren, miren que larga tengo la lengua..., muuuu...

Que nos tenemos que revelar, oiga, que basta ya de pasar por el aro, que ni pagado ni agradecido. ¡Pero si hasta se han inventado eso que llaman el efecto vaca! Nos toman por tontas. Si en vez de vacas y de quedarnos mirando como bobas a todo el que pasa fuéramos lobos, otro gallo nos cantaría; entonces nos tendrían en llaveros y en grandes cartelones. Que oye, que nos quieren llevar a la guillotina en aras de la biodiversidad, ¡con lo qué hemos hecho nosotras por los demás! Seguro, seguro que hay otras soluciones para que nuestro tracto digestivo no sea un volcán...; miren, miren que larga tengo la lengua..., muuuu...