La ilusión la inventaron los insolentes para maniatar a los incautos. Y para mantenerlos callados y sojuzgados moralmente. Vale también lo de "dadles unas migajas de humo y que se callen". Pues eso, traduzco: vayamos olvidándonos de la vuelta de los militares a Monte la Reina. Y no porque lo diga el PP, que este partido no está para hacer muchos aspavientos porque ya quiso en 2015 vender las instalaciones al mejor postor (privado, claro), sino porque el Gobierno de PSOE y Podemos ya ha enseñado la patita de la financiación y quiere que su juerga, incluidos café, copa y puro, la paguen otros, los que están caninos; vaya jeta.

La promesa de la vuelta de los militares al que fuera campamento de instrucción de reclutas, donde miles de soldados (algunos después se hicieron políticos como Adolfo Suárez, Pujol, Felipe González o Carlos Romero) conocieron las virtudes y las miserias del Ejército, fue la principal luminaria de la pasada campaña electoral del PSOE. El presidente Pedro Sánchez, en el Ramos Carrión, se protegió con esa misma bandera para evitar, seguramente, que alguien le preguntara por los exiguos dineros que había destinado a Zamora en sus presupuestos fallidos para 2019, al margen del AVE que nunca debemos olvidar que une Madrid con Galicia y que por aquí va de paso. Otra vez que nos van a dar con la promesa en las narices.

Lo acaban de adelantar el Jefe del Estado Mayor y el delegado del Gobierno: ya está redactado el proyecto del regreso de los militares -1.200 dicen ahora- a Monte la Reina, pero ahora falta la pasta, y no es poca: 85 millones de euros. Lo han dicho muy clarito: hay que ver las disponibilidades presupuestarias de cada una de las administraciones. Tenemos trabajo por delante, vaya que sí. O sea que ahora el Gobierno lo que quiere es que la Junta, la Diputación y el Ayuntamiento de Toro apoquinen y se retraten. Están como para hacer alardes.

Esto se veía venir desde que la vicepresidenta del Gobierno para el Reto Demográfico, a la sazón Teresa Ribera, dijo en Zamora el 5 de febrero que el BOE hay que dejarlo para otros menesteres. ¿Para pagar las juergas de catalanes y vascos? Pues claro: para los independentistas, lo que quieran, que su voto vale más que el de nadie.