Podría escribir: España está envenenada por la ponzoña que rezuman los nacionalismos. O: la investidura de Sánchez airea la división, en dos mitades casi iguales que cada españolito -o antiespañolito- ve como un todo, como el trozo de naranja, que parece entera, flotando en un estanque. También: el apocalipsis y los reinos de taifas nos van a llevar al caos porque somos incapaces de ponernos en la piel del otro. O: el interés particular ahoga al general que patalea en el fondo de una laguna que tose cieno, reventada por la falta de oxígeno y la incongruencia. Y así mismo: muchos catalanes y vascos son insolidarios, malos, con quienes los han llevado a la posición de fuerza en la que están ahora, nada serían sin el resto de españoles que tuvieron que marchar de sus tierras porque el franquismo invirtió en Cataluña y el País Vasco también los fondos que deberían haber ido a las regiones ahora vaciadas, jodidas.

Pero no, borro lo anterior. Todavía queda un clavo donde agarrarse. La situación del país está sacando a relucir lo peor de cada uno y sé que el párrafo anterior lo he escrito con palabras bañadas en bilis. Quizás a partir de ahora, todos seamos conscientes de que hemos tocado fondo y nos pongamos a subir la cuesta. Primero separados y después, cuando llegue la montaña más dura, atados por la misma cuerda, la de la cordura.

Quiero desear que los pactos y "maniobras" de Sánchez den su fruto y que gane España como ámbito territorial y cuenco de vida de la gente sencilla. Que los de arriba piensen en los de abajo y viceversa, que los que ahora se creen los primeros tengan en cuenta a quienes los han ayudado a subir. Que el odio desaparezca como la niebla por la tarde.

Y para acabar y ya sin bilis y sin buenismo, ahí va una última pregunta-reflexión como resumen: ¿Qué fondos del presupuesto del Estado van a llegar a Zamora y al resto de provincias de Castilla y León en los próximos años si ya están todos comprometidos? Las matemáticas ponen a cada cual en su sitio y a esta tierra, como entidad administrativa y territorial, a los pies de los caballos. Salud y suerte, que falta nos va a hacer porque las medidas del Gobierno contra la despoblación no nos van a salvar, de eso estoy seguro.