Otra cumbre más del clima que ha fracasado. ¿Y por qué? Por lo de siempre. Todo quisque por separado culpa a los demás de contaminar, de no ser responsable, de expeler dióxido de carbono por un tubo como un ojo de huracán. La culpa la tiene siempre el otro. Alguien no humano, vamos a poner un extraterrestre, que hubiera seguido con cierto interés el encuentro fallido de Madrid estaría ahora en las nubes. De pensar algo, pensaría que los culpables de todo son los mayores, las "sapiens" mayores, digo, que son muy malos y lo ponen todo perdido. Son tan guarros y malvados que hacen llorar a los niños. Y claro, que la máxima responsabilidad de la contaminación la tienen las vacas, que son unas pedorras con una chimenea de metano en el culo. Ah y también los conejos de campo, que hay pocos y están en peligro de extinción (¿).

Desgraciadamente, todo lo que tiene que ver con el clima huele a chamusquina e interés. No saben el daño que están haciendo los ecotrágicos con sus predicciones apocalípticas. Que si primero la glaciación, que si después el calentamiento global con la inundación de no sé cuántas ciudades en menos de un siglo, bueno, en lo que queda de siglo.

Pobres vaquitas, por Dios. Llevan miles de años siendo fábrica de proteínas al servicio de los perversos humanos y ahora resulta que sus pedos van a acabar con la capa de ozono y llevar el planeta a la mierda, nunca mejor dicho. Por cierto, qué coincidencia que a la vez que se hable de las vacas pedorras se presente la carne vegetal, tachín, tachín, el futuro de todos los futuros, cómo si producir plantas saliera gratis.

Y lo de los conejos, no me digan, hay que tener bemoles: en peligro de extinción. El mamífero lagomorfo ha sido incluido en la Lista de Especies Amenazadas. Más que en emergencia climática, vivimos en el reino de los iluminados. Voy a mandarle fotos de los esqueletos de un montón de viñas rasuradas a los de la Unión Internacional para la Comisión de la Naturaleza. Lagarto, lagarto, ya verán ahora las presiones de los grupos ecologistas más radicales para que prohíban la caza del conejillo. El caso es tocar los cataplines.