Nos están echando de los pueblos. Mucha despoblación, mucha España Vaciada, pero lo único que quieren es lavar su conciencia. Sí, sí, el problema se ha hecho visible a nivel nacional, ¿pero qué?, ¿qué adelantamos con eso nosotros? Se cubren las espaldas con cuatro promesas, pero la realidad es la de siembre: estamos solos. El mundo rural es un erial cada vez más frío, más desangelado. Hasta el tiempo nos está dando la espalda. Soy ganadero y la sequía me ha machacado. Los manantiales fallan y el ganado lo ha pasado muy mal durante la primavera y el verano. No quiero ni contarte lo que he tenido que hacer para que las reses no se me murieran de sed. He pedido ayuda a la Junta para excavar un pozo de más de cien metros y solucionar los problemas de agua por un tiempo. Después de mil paseos y de convencer a unos y otros, además de a la Confederación, me dicen que sí, que me dan la ayuda. Pero, claro, la tengo que gastar en un plazo de tiempo por lo de los presupuestos y eso. Yo tan contento hasta que me entero de que necesito un proyecto para el pozo y que eso, bueno, que antes de mediados de 2020 que nada de nada. Echo cuentas y resulta que para entonces ya no puedo acogerme a las ayudas contra la sequía, que se ha acabado la cobertura. ¿Y entonces, qué? Tócate los cojones. O sea que te dan una ayuda a la que no puedes acogerte porque no cumples los plazos. Es imposible por las exigencias que te ponen. Un amigo me ha dicho que encargue un proyecto privado, lo pague y que entonces sí. Esto es el acabose. ¿En qué país vivimos? A mi sobrina le gusta mucho el pueblo y siempre ha querido quedarse a vivir aquí. Le dije hace dos años que no se quedara. Ni se te ocurra, le repetí muchas veces, yo te pago la maleta y el viaje para marcharte. Pues no, se quedó. Y ahora está desesperada, le han cobrado no sé cuánto por permisos y licencias para establecerse aquí, en su tierra. Viene el otro día y me pregunta que si sigue adelante mi oferta. ¿Cuál? Coño, la de que me pagas la maleta y el viaje. Pues claro que sí. Esto es la leche, nos están echando de los pueblos con las tasas, los permisos, el papeleo y la burocracia. Una pena. No nos dejan respirar. Mucho prometer, pero a la hora de la verdad, pues eso, nada.

PD. Las reflexiones anteriores son de un ganadero sanabrés. Me llamo hace pocos días por teléfono casi llorando para hacer pública su desesperación. Al fondo, sonaban esquilas y un viento helado, el del abandono y la soledad.