Zamora, por fin, citada en un gran debate nacional televisado. ¡Y por dos veces! ¡Qué descubrimiento! Uno pensaba que los políticos de Madrid tenían cosas más importantes de que hablar. Pues sí, Zamora también existe... en televisión, tachán, tachán. Fue Pedro Sánchez, el inquilino del Ramos Carrión, quien se acordó de estos lares cuando habló -ahora, sí ahora, después de que la sangría demográfica haya llegado al Duero- de despoblación, ¡de ordenamiento territorial¡, que no todo va a ser el separatismo catalán (ustedes, ustedes son los malos) y de las consecuencias malsanas para la provincia si se concretara alguna vez ese deseo oscuro de la derecha de cambiar la ley electoral, hacerla más proporcional para minimizar la influencia estatal de los independentistas (ustedes, ustedes son los malos): nos quedaríamos sin representantes, aunque bueno... tampoco lo íbamos a extrañar mucho. Ni Teruel, ni Soria, Zamora fue la protagonista del debate a cinco. Guarido debería haber decretado jornada festiva en la capital. Pero no.

Por aquí, los zamoranos andamos a lo nuestro: sembrando a la carrera, comprando como si nos fuera la vida en ello y quejándonos por las esquinas (en los campanarios no, que ya ha llegado el frío). Estamos de capa caída y ya casi nos da igual que nos hayan mentado (y mentido) en televisión. Las cosas no andan bien y por lo que dicen las encuestas no somos nada optimistas. Un milagro necesitamos y que nos trate el Estado igual que a Cataluña y el País Vasco durante el franquismo.

El debate electoral, un muermo: Sánchez no perdió, Casado no ganó, Rivera no salió del bache del adoquín, Iglesias no conmovió y Abascal no se estrelló. Datos manipulados, promesas fatuas que no van a cumplir y la cultura y la ciencia ausentes. Aun así, habrá que ir a votar, que la esperanza es lo último que se pierde.

PD. ¡Qué vergüenza de horarios en televisión!