Una cosa es predicar y otra dar trigo, dicen en mi pueblo para expresar lo fácil que es hablar y lo difícil que es cumplir lo hablado. Clara San Damián, que acaba de tomar posesión como delegada territorial de la Junta en Zamora, lo acaba de enunciar de otra manera: los ciudadanos solo confían en aquellos políticos que avalan sus palabras con hechos. Pues eso. A ver si es verdad que demuestra con su gestión que las necesidades de la provincia no deben tener colores políticos y por tanto se pueden atender sin pensar en réditos electorales ni banderías.

Zamora lleva años atascada y necesita un empujón en la buena dirección (en la mala ya ha tenido muchos). Ha dicho también San Damián, muy arropada en su toma de posesión por gerifaltes de su partido, no de otros, no sé si porque no habían sido invitados o porque no quisieron ir, que el futuro no entiende de partidismos ni sectarismos. Pues claro, así es; una obviedad para todos menos para las formaciones políticas que suelen andar a lo suyo sin pensar en el otro.

No lo tiene fácil la nueva delegada territorial de la Junta en Zamora, por cierto del mismo color que los que han cortado el bacalao en la comunidad autónoma en los últimos 32 años y han sido incapaces de frenar la despoblación, el principal problema de esta región. Clara San Damián tiene un reto doble: parar la sangría poblacional y frenar el pesimismo que está enquistado en el corazón de esta tierra. Necesita el apoyo de todos, claro que sí, pero sobre todo de la Junta, de su partido. Qué tenga suerte.

P.D. El informe de Gestha (sindicato de técnicos de Hacienda) sobre la declaración de los autónomos a Hacienda es demoledor. Baja a muchos del pedestal social y pone las cosas en su sitio. Es tiempo de cambiar clichés.