Es lo que tiene esta provincia, que todo se mueve a velocidades cortas. Tan cortas que algunas cosas funcionan al ralentí. Por ejemplo, las soluciones a esos problemas enquistados que lastran el discurrir normal de la economía provincial. Nadie parece saber -o querer- retirar de una vez y para siempre los palos que lastran el movimiento de las ruedas que mueven la máquina empresarial y laboral. No hay tu tía. Nuevo informe (correspondiente al año pasado) del Servicio Público de Empleo (SEPE), recogido por este periódico y analizado por Diego G. Tabaco, que habla de los pilares del desarrollo provincial: agroalimentación y turismo, y de la necesidad de incrementar la inversión para poder vender nuestros -excelentes- productos en el exterior. En el estudio se vuelve a avisar de que la agroalimentación, sector en alza, está lastrado por las dificultades administrativas. Toma ya.

Lo que denuncia el SEPE por enésima vez no es una abstracción de un sesudo analista, qué va, es la queja reiterada de los industriales, que advierten permanentemente de las trabas que encuentran ¡en la propia Administración! Toma ya. O sea que quien debiera estar para apoyar, incentivar, promocionar e impulsar la expansión de las empresas, se dedica a tocar los cataplines y a frenar el desarrollo, ¿alguien lo entiende?

Ante esta situación que nadie se lleve las manos a la cabeza porque empresas zamoranas tengan su sede social fuera de la provincia. Salen huyendo de la quema. El argumento de los empresarios lo he oído muchas veces: "No podemos trabajar a gusto, no hay más que cortapisas, aquí (en Zamora) somos más papistas que el papa, y así nos va". Toma ya.

Cordura, por Dios, y sentido común, que esta provincia está en las últimas. Fuera las trabas administrativas y que cada uno haga su trabajo, teniendo en cuenta donde está. Juntar y no separar, eso es lo que necesitamos.