No me digas qué no eres un poco calzonazos. No has hecho nada, naaada, por recuperar la alcurnia que antes tenías. Desde hace décadas llevas perdiendo fuerza en el santoral, quién te ha visto y quién te ve, si hace años eras el santo principal de muchos pueblos y ahora, ya ves, pura anécdota. El patrón de labradores y ganaderos, qué lujo, y ahora qué. Ya casi ni quedan campesinos, peor, no queda ni gente en los pueblos, y tú, nada, a silbar; así no. No se puede ser tan tonto y aguantar carros y carretas sin decir ni pío, tenías que haber dado un puñetazo en la mesa hace tiempo y todo hubiera cambiado, ahora ya no hay remedio. Pero claro, si siempre has ido de humilde y así no se puede ir a ningún sitio. Y, además, eres un cabezón de aúpa, que ni caso, todos los años te pedimos lo mismo, qué llueva, y tú, como eres tan bueno, pues que hay que pensar en los de la ciudad, en los que quieren salir al campo el fin de semana, en estos y en los otros, y los agricultores qué se jodan. Así no, o cambias o cogemos otro patrón. Ya sé que sería muy fuerte, pero es lo que hay; te estamos dando un ultimátum; esto va a en serio: queremos un santo que haga por nosotros y que si le pedimos qué llueva, pues, cojones, qué llueva; que la cosecha lo necesita, qué ya está pidiendo agua por las puntas. Y si en unos días no cae una gota, pues oye, ahí te quedas, qué te festejen en Madrid. Claro, si esto se veía venir, el patrón de los labradores y el de la capital, si no cuadra, que los intereses no son los mismos y después pasa lo que pasa. Y otra cosa más: qué pare un poco lo de la despoblación, qué esto se nos va muriendo, qué quedamos cuatro gatos en el ámbito rural, qué ya está bien la broma, qué aquí ni Dios hace nada por nosotros, qué basta ya de castaño oscuro, qué de verdad, Isidro, que hay que tener más bemoles y poner las cosas sobre la mesa, que si no el año que viene ni procesión ni nada; la limonada y los cacahuetes para la fiesta del verano. Mira a ver si espabilas, que si no cerramos el caseto y todo lo demás. El que no se porte, pues al pilón. Es lo que hay. Hasta el año que viene. O no; ya veremos.