Pasaron las elecciones generales que han puesto al PP patas abajo y al PSOE lo han elevado a las alturas. ¿Y ahora qué? ¿Qué puede esperar Zamora? Cambios de nombres ha habido, incluso tenemos un representante en el Congreso que no es del PP ni del PSOE, que es de Ciudadanos, un partido emergente, sin duda; eso ya es noticia. Los socialistas han ganado los comicios en la capital y la provincia, que también es reseñable. ¿Pero alguien piensa que, de verdad, las cosas van a cambiar para esta provincia, para la España vacía, vaciada, o desmangada? Yo no. Viva el optimismo.

Tendría que haber un terremoto político para que esta provincia recuperara la ilusión y blanqueara los nubarrones que manchan el horizonte, y no lo va a haber. Tendría que haber un pacto político, que muchos consideran anti natura, entre los partidos constitucionalistas: PSOE, PP y Ciudadanos, que es una quimera y no se va a dar aunque se caiga el cielo. Tendría que desaparecer la amenaza nacionalista en la matemática parlamentaria y los resultados electorales del domingo dicen que na de na, que ahí siguen los Esteban, Otegui y Rufián para poner la mano y seguir sacando tajada mediante chantajes políticos o lo que sea, llevándose lo que nos correspondería si las cuentas fueran justas.

Esta tierra lo tiene difícil, gane las elecciones el PSOE, el PP, Ciudadanos, Vox o el sursuncorda. Hemos entrado en un bucle que nos tiene mareados, dando vueltas como marionetas. Y ahora se muere uno, se va otro, el tercero que no sabe ni contesta. Mientras tanto, andamos tras la perdiz elección tras elección, activando esa brizna de ilusión que todavía anda posada en algunos. Ahora, dentro de nada, el 26 de mayo, tocan nuevos comicios, por partida triple. Otra vez a las urnas, otra vez a ver qué pasa. ¿Cuándo se jodió Zamora? Echen cuentas.