Como una manifestación callejera a la que acuden trabajadores y empresarios para pedir aumento salarial, un oxímoron (unir dos palabras opuestas, que originan un nuevo sentido). Así fue la protesta de la España Vaciada el pasado domingo en Madrid: víctimas de la despoblación unidas, brazo con brazo, con sus verdugos, los políticos. La protesta no va a servir de nada. La sangría poblacional va a continuar; peor, se va a acrecentar mucho en los próximos años cuando desaparezca esa generación, la que sujeta como puede los censos en los pueblos, que tiene ahora entre setenta y ochenta años.

Ministros, exministros, políticos de toda laya, el centro de Madrid parecía una fiesta y no un velatorio. Todos a favor de la repoblación, claro, pero nadie con una idea nueva; ¡vaya revuelta! ¿Saben por qué la manifestación, a la larga, no va a servir de nada? Porque los medios de comunicación nacionales -los de la España urbana- han aprovechado la protesta para visibilizar el problema de la desordenación territorial como si fuera una consecuencia de los tiempos modernos: pobrecitos, no se dan cuenta de que es el progreso. ¡Pero si hasta la televisión pública movilizó a sus corresponsales para demostrar que lo que pasa aquí ocurre también en países como Francia, Italia o Portugal!

El Consejo de Ministros se adelantó a la "revuelta" y parió el viernes la Estrategia Nacional para el Reto Demográfico, un corpus de obviedades, por no decir otra cosa, repleto de farfolla, un programa más vacío que mi pueblo, que se va a diluir antes de llegar al BOE (la propuesta del Gobierno, no mi pueblo).

La manifestación fracasó porque se convocó enarbolando otra vez la bandera del victimismo. A Madrid hay que ir a pedir lo que es de uno. Y la España vacía, la España rural tiene que reivindicar que le paguen lo que le deben por poner al servicio de otras zonas del país su mayor tesoro: su capital humano; por descontaminar el medio ambiente; por hacer transitable todo el territorio nacional; por gastar mucho menos en servicios que quienes viven en las ciudades; por haber sido maltratada por el franquismo (sí, sí, por esto también)?