La generación espontánea no vale para explicar los movimientos políticos y sociales: lo que ocurre sucede por algo. El crecimiento de Vox, de la ultraderecha en España, no surge porque sí, está sustentado en un magma de malestar creciente que en parte se identifica con el mismo sentimiento que ha esponjado los partidos ultras en países como Francia, Italia, Austria, Hungría, ?, o ha agrandado figuras esperpénticas como las de Trump o Bolsonaro. La crisis económica, la globalización y la dictadura de la informatización han aislado a una parte de la población mundial. Pero el crecimiento de los extremos en España tiene peculiaridades con denominación de origen.

De las consecuencias del "gatillazo" económico y financiero del final de la primera década del siglo XXI irrumpe Podemos, una formación de ultraizquierda que ha colonizado las tribus urbanas más jóvenes, pero que parece haber encontrado techo en sus incongruencias bolivarianas, en sus afanes prohibicionistas y en su "olvido" del que se supone fin último de una formación de izquierdas: los trabajadores.

Vox se ha montado sobre el caballo de la indignación creciente de muchos españoles por lo que está pasando en Cataluña. El "procés" ha sacado a relucir lo peor de mucha gente que no entiende las dudas y recovecos del PP y, sobre todo, del gobierno socialista de Sánchez , para debilitar el movimiento secesionista que ha crecido en los últimos años hasta, seguramente, hacerse irreversible, y que puede acabar desmontando España.

Pero Vox también se está aprovechando del clima de indignación contra los partidos políticos al uso enfrascados en sus cuitas particulares y electoralistas, del desprecio que sufren determinados colectivos, de la marginación de una parte del país, aquella que no maneja las nuevas tecnologías y se le castiga por ello, de los sueldos de miseria, del temor de esa franja acomodada de españoles que cree pagar muchos impuestos... Por eso, ojo, con las consecuencias electorales de la despoblación en Zamora, Castilla y León, la España interior, la que está olvidada por los partidos convencionales. Aviso para navegantes.