El ganadero de ovino de Fresnadillo de Sayago, Eduardo Herrero, vivió ayer otra jornada de estrago al encontrarse con un resultado de 21 ovejas muertas y al menos media docena de heridas, todas ellas diseminadas por cerca de dos kilómetros del monte Calabazas, justo el escenario que visitaron técnicos de la Comisión Europea para conocer de cerca el realidad que se da donde comparten el territorio ganaderos y lobos.

Se dio la situación, además, de que para recoger algunos cadáveres hubo que hacer frente a los buitres que ya estaban sobre los cadáveres y que "se venían a nosotros porque se resistían a abandonar" la pieza.

"Es algo preocupante. Tuvimos que volver para casa a dotarnos de palos largos y, además, hacíamos uso de la bocina del tractor y de los acelerones para que se alejaran" expresó ayer Domingo Herrero, hermano del titular de la explotación atacada.

"Están muertos de hambre y se tiran a nosotros. No nos dejan coger los cadáveres. La Administración ha impuesto la recogida de la carroña y quieren hacer que los buitres coman hierba" manifestó Eduardo Herrero.

Se da la circunstancia, además, de que Eduardo Herrero ya perdió el pasado año las primas asociadas concedidas al ovino y este año también le ha sido denegada, y lo achaca a las pérdidas y a los efectos de las lobadas sufridas.

"No llego al 60% de los corderos vendidos, y no cuentan las corderas de reposición, que dejo más de cien porque todos los años me mata el lobo animales y dejo en la explotación para las que me elimina el predador, más para la reposición normal. Ahora tengo que dejar otras veintiuna, que hasta dentro de dos años no paren. Es imposible llegar a la venta del 60% de los corderos. Tras esta lobada las ovejas se estresan, se cubren mal y todo son pérdidas".

Herrero apunta que "en dos años llevo más de ochenta ovejas muertas por los lobos, que no han parido". "En las muertas de esta lobada se pueden ver que todas tienen un cordero y algunas dos. Pues todo perdido. Las ayudas asociadas están entre los 8.000 y 9.000 euros. Estoy para pedir" añade el ganadero sayagués.

Eduardo Herrero critica severamente a la Administración "porque se llenan la boca de medidas para fijar población y la burocracia nos está matando"

El estado en el que quedan las reses tras un ataque lupino lo pone de relieve que algunas ovejas permanecieran ayer en lo alto de las peñas como tratando de escapar de los posibles ataques.

El ganadero descubrió el desastre pasadas las once horas de la mañana. La escabechina ocurrió en las primeras horas de la mañana. Ayer precisamente el ganado fue sacado al monte pronto porque el ganadero debía ir a echar una mano a su hermano, que tenía revisión del ganado por parte de los veterinarios. Luego, cuando se acercó a cuidar de su rebaño, formado por unas quinientas cabezas, fue cuando se tropezó con el penoso panorama. Seguidamente comenzó, con ayuda de otros vecinos, la tarea de buscar ovejas y tratar de reordenar el ganado.

El secretario regional de UPA e integrante de la Alianza por la Unidad del Campo UPA-COAG, Aurelio González, indicó que este suceso "es una demostración al que se enfrentan los ganaderos todos los días, con una especie que está en expansión y que puede arruinar una familia".

Los ganaderos, añadió, "cada vez nos sentimos más impotencia con la Administración, que ha permitido llegar a este estado a la población de lobos, con unos daños terribles y sin poner remedio". González recalcó que "los ganaderos estamos hartos de todos los grupos que dictan leyes e invitan a fiestas que pagamos los ganaderos, que son los que dan de comer a los lobos. Era sabido en la comarca que cuando empezaran las lluvias vendrían los lobos, y pedimos soluciones a la Junta de Castilla y León».