Zamora sí es provincia para viejos. Y cada vez más. Los datos del INE son incontestables: de aquí a 15 años este territorio con forma de pistola será el que porcentualmente más población pierda de España. Los 16 habitantes por kilómetro cuadrado de ahora serán una bendición dentro de nada. Dejar gente en la cuneta, claro, es desequilibrar la pirámide demográfica, afilarla por debajo y la parte del medio y engordarla por arriba, hasta convertirla en un parasol pantagruélico.

Apuntan también los estudios internacionales que, dentro de nada, España será el país más longevo del mundo. La reflexión está clara, Zamora se va a convertir en una referencia dentro del país más añoso. ¿Entonces? Parece claro: hagamos de la necesidad virtud, convirtamos esta provincia en centro de referencia para los mayores de toda España, de todo el mundo.

No, no, no hay ironía en la propuesta. La demanda de todo tipo de servicios y productos de la gente de más edad está creciendo como la desazón, hay que aprovecharla. Centros especializados, turismo para mayores, empresas que confeccionen productos para la tercera edad, ofertas de ocio que tengan como referencia a los de las sienes plateadas?, el universo en esta línea es enorme.

Si queremos un destino para evitar que Zamora desaparezca como provincia, saquemos petróleo de lo nuestro. Basta ya de decir que no tenemos futuro. Construyamos un mundo hecho a la medida de los mayores y llenaremos nuestras ciudades y nuestros pueblos. Tenemos una provincia variada, descontaminada, natural, con una biodiversidad que rebosa, con una cultura rural-agraria única. Vamos a aprovechar todas estas condiciones y virtudes. Zamora tiene pretérito, presente y porvenir. Zamora, la provincia inmortal. O algo así.