Los últimos datos de Caja Rural de Zamora son de libro (de maravillas): un 33% más de beneficios, que llegan hasta los 10,8 millones de euros, 2.839 de volumen de negocio, 170 de recursos propios, una tasa de eficiencia del 44%, ¿quién da más? Cipriano García, su director es tan humilde que ni ahora saca pecho. Él a lo suyo. A intentar que la provincia respire cada día, que mantenga la esperanza en el futuro. De eso va un poco Zamora 10, una iniciativa colectiva que busca reforzar los pilares que sujetan la provincia: agricultura, agroalimentación, turismo, servicios en general... De eso habla en esta entrevista. Y de la necesidad de parar la sangría poblacional, de crear riqueza para que los jóvenes no se vayan. De todo, pero con un aplomo que choca en estos tiempos de egos y escaparates.

-Explique para que lo entiendan todos, desde Agamenón a su porquero, qué es Zamora 10?

-Es una iniciativa empresarial en la que Caja Rural de Zamora colabora, lo mismo que la Cámara, Ceoe, Azehos, Azeco..., más de 200 empresarios. Su objetivo está claro: evitar que la provincia siga perdiendo cada año 3.000 habitantes; crear riqueza, poner freno a la marcha de jóvenes, apostar por el futuro.

-¿Por qué cree usted que esta vez sí, que ahora va a salir adelante un plan que reactive a la provincia, con tantos fracasos anteriores?

-Es un proyecto de mínimos, que está abierto y al que se puede sumar quien sea. Los empresarios han puesto el marco porque están convencidos de que la provincia tiene mimbres para incentivar el desarrollo.

-¿Pero si las administraciones no se implican, perdiz muerta?

-Las administraciones son imprescindibles en esta iniciativa. Estoy convencido de que van a apoyar y que están por la labor. Zamora es un proyecto colectivo que nos importa a muchos y ahí vamos a estar.

-¿Es Zamora 10 el plan que usted pidió para la provincia ya en 2015?

-Es el marco donde debe impulsarse un plan de múltiples acciones. Es un proceso largo, que debe ir complementándose. La iniciativa pretende crear el magma adecuado que impulse el desarrollo. Lo que se pretende es crear un clima favorable a la creación de riqueza; después, todo depende de los zamoranos, como todo.

-Usted ha pedido en alguna ocasión, que se aplique una política de discriminación positiva en Zamora.

-Y lo sigo pidiendo, claro, pero no porque sí. Lo que quiero es que la provincia tenga las mismas oportunidades que las demás. Que Internet, por ejemplo, llegue a todos los pueblos, que no haya un 30% de ciudadanos a los que de alguna manera se está discriminando.

-Es difícil sacar la cabeza cuando te cierran los huecos. Lo de la banda ancha es sangrante, ¿no?

-Sí, sí, no pedimos algo que no tengan otras provincias. Vamos a contar con las mismas posibilidades que otros y entonces, sí, entonces habrá que evaluar los méritos de cada cual. Ese es uno de los objetivos de Zamora 10, lograr la igualdad de posibilidades, contar con todos los servicios.

-Si no se tapa la herida de la despoblación, la provincia corre el riesgo de desangrarse en pocos años. Si no hay gente no hay nada, no hay futuro. ¿Cómo se puede taponar esa vía?

-Claro, claro. Eso hay que hacerlo entre todos. El deterioro poblacional es progresivo y no para desde hace décadas. Desde más de 300.000 habitantes a principios de siglo hemos llegado a los 180.000 actuales. La pérdida anual es casi matemática. Cada diciembre tenemos 3.000 personas menos que en enero. Eso hay que pararlo.

-¿Pero cómo se puede hacer?

-Creando riqueza, abriendo negocios, empresas, activando iniciativas de progreso, poniendo en valor los recursos que tenemos. Por eso son necesarias proyectos como el de Zamora 10 o 100 o lo que sea. La importancia de esta iniciativa es que es común, que está muy trabajada, que llevamos año y medio dándole vueltas y analizando su viabilidad y que son muchas personas y entidades las que están detrás de ella. Impulsándola hay un sentimiento por Zamora, un interés general que nos une y que hace que todos tengamos un mismo objetivo que es buscar lo mejor para la provincia; de ahí la importancia de que también estén las administraciones, empujando todos en la misma dirección.

-Zamora es agraria y agroalimentaria o no es nada. La frase se ha repetido muchas veces, ¿está de acuerdo con esa expresión?

-Sí, claro. Yo la he dicho en más de una ocasión y estoy convencido de ello. En eso sí que hay un consenso general: todos coincidimos en que producimos unas materias primas agropecuarias de gran calidad y que la transformación es el camino porque ahí están los beneficios.

-Pero un porcentaje importante de las materias primas que se producen en la provincia sigue saliendo de aquí para su transformación fuera.

-Sí. Y esa es una de las asignaturas pendientes. Esa debería ser una consigna para todos, que las materias primas de calidad se conviertan en alimentos en la provincia.

-Y después está la asignatura pendiente de la comercialización, ¿sabemos o no sabemos vender en Zamora nuestros productos de calidad?

-Ese también es un tópico. Hay ya muchas empresas de la provincia que están demostrando que saben vender en el exterior, que están consiguiendo que nuestros productos sean conocidos en el resto de España, en otros países. Ya no vale el tópico, porque la realidad se está imponiendo y es otra, que sabemos producir materias primas, que nuestros alimentos tienen una gran calidad y pueden competir con cualquiera, incluso son mejores, esa es la realidad. Contamos con cooperativas punteras, con empresas que son un ejemplo dentro de los sectores en los que trabajan, eso no lo podemos despreciar, eso lo tenemos que valorar en su justa medida. Caja Rural siempre ha apoyado los proyectos de futuro.

-Pero el capital humano, cada vez es menor, hay muchos jóvenes, muy preparados que se van a trabajar fuera, perdemos especialistas, ¿eso tiene que tener consecuencias?

-Tenemos que parar esa situación. Es nuestra responsabilidad. Conseguir que nuestros hijos se queden a trabajar aquí, pero para eso tenemos que creérnoslo y hacer todo lo posible para frenar esta situación. Y eso solo se consigue con coordinación y empujando todos en la misma dirección.

-¿Usted ha destacado la tasa de eficiencia de Caja Rural de Zamora, que está en el 44%, un dato muy positivo, mucho mejor que la media nacional, ¿se puede mejorar?

-Estamos en ello, pero es difícil porque el porcentaje ya es muy positivo. No obstante, tenemos que seguir intentando mejorarla. Hay que aclarar que el 44% significa que para conseguir cien euros de beneficio gastamos 44. La media del sistema está en un gasto que se acerca a 60 euros para ganar cien. Lo importante es la gestión que se lleve a cabo.

-¿Cómo puede influir en el sistema financiero la crisis del Banco Popular?

-No es una buena noticia, desde luego, pero el sistema está consolidado. En el caso de las cajas rurales no influye para nada, la fórmula está muy consolidada y ha dado excelentes resultados desde hace décadas.

-Caja Rural siempre ha estado pegada a los proyectos de la provincia, tiene una vocación clara de apoyo al sector primario; otra vez lo ha vuelto a demostrar con las medidas tomadas para paliar los efectos de la sequía, ¿esa concienciación con todo lo que pasa en la provincia, cuadra con los beneficios?

-Es nuestra obligación. En este caso la sequía está teniendo consecuencias muy graves en la provincia y teníamos que estar ahí. Lo volveremos a hacer siempre que se necesite. Que eso pueda influir en los beneficios, eso ya se verá, pero apoyar al campo zamorano es nuestra vocación y nuestra obligación. Hemos sido los primeros y las medidas han sido ejemplo incluso para otras provincias.

-¿Tiene la entidad que usted preside vocación investigadora, apoya la innovación y la aplicación de las nuevas tecnologías?

-Por supuesto que sí. Todo lo que sea innovación es una apuesta por el futuro y ahí estamos y estaremos siempre. La modernización del campo y de otros sectores de la provincia es algo positivo porque supone un incremente de la rentabilidad y un aumento de la competitividad. El futuro pasa por ahí.

-¿No tiene a veces la sensación de que Zamora, de que algunos zamoranos son ingratos con la entidad crediticia que siempre ha defendido a la provincia, que supone un emblema para esta?

-Cada uno es libre de hacer lo que quiera. Nosotros vamos a seguir en la misma línea de trabajo, de apostar por Zamora y por todos sus colectivos. Caja Rural está abierta a todos. Y no, nunca hemos tenido la sensación de que algunos zamoranos hayan sido ingratos con esta entidad. No es verdad.

-Zamora es una provincia que tiene muchos valores y que, sin embargo, no acaba de explotar adecuadamente el turismo.

-Cuando uno sale fuera ves como trabajan otras provincias el tema de turismo. Aquí, por lo que sea, no acaba de arrancar y eso es porque no hemos acabado de mostrar nuestros atractivos, que son muchos. Tenemos una gran riqueza patrimonial, artística y natural, un medio ambiente único. Nuestras ciudades, nuestros pueblos no están contaminados, son muy tranquilos, eso hoy se valora. También la gran biodiversidad, nuestra naturaleza, nuestros espacios protegidos, nuestros valores, nuestras fiestas. Insisto tenemos un gran patrimonio que no hemos sabido vender. Es otra de nuestras asignaturas pendientes.

Perfil

Zamora, 1958. Es un trabajador, sin más. ¿Pero cómo el director de Caja Rural de Zamora puede ser solo eso, un trabajador, sin más? Pues sí. 44 años en la entidad, un día tras otro, donde empezó de botones, como Alfonso Escámez en el Central, banco que el murciano acabó dirigiendo. Cipriano García tiene cuerda para rato. Transmite ilusión y apabulla por sus ganas de hacer cosas. No se cansa y empuja y empuja. Caja Rural vive tiempos de bonanza. Casado, dos hijas, casi conoce uno por uno a los clientes de su entidad. De muchos, sabe hasta lo que piensan. Entonces, más que un director es un psicólogo. Puede ser, un psicólogo trabajador.