Los productores de remolacha y la industria -Azucarera y ACOR- toman posiciones para afrontar la liberalización del mercado europeo de 2017 y, lejos de atemorizarse, confían en sus fortalezas para librar "la batalla" del azúcar.

Cuando se suprima el régimen de cupos por países en la Unión Europea, el sector no tendrá limitaciones para producir lo que quiera -en un contexto de alza de la demanda de Asia y África-, aunque habrá más competencia de potencias de Europa -como Francia- e internacionales -Brasil o Tailandia-, con costes inferiores.

La situación de partida es buena, porque España tiene rendimientos de entre 112 y 118 toneladas por hectárea -una cifra récord en Europa-; e industria y agricultores han logrado un clima de colaboración interprofesional que está dando sus frutos.

Asimismo, las fábricas acometen fuertes inversiones -sólo Azucarera las cuantifica entre 16 y 18 millones anuales- para ganar eficiencia y reducir costes con el fin de ser más competitivas.

Nuestro país consume 1,3 millones de toneladas de azúcar al año -Azucarera viene produciendo 450.000 solamente-; por lo que debe comprar a Francia y Alemania e importar azúcar de caña para refinar.

La firma quiere aprovechar la eliminación de las cuotas para ampliar capacidad y producir 600.000 o 650.000 toneladas de azúcar en el horizonte 2020, a lo que se sumará la capacidad fabril de la cooperativa ACOR, la otra gran compañía que opera en España.

Fuentes de Azucarera -propiedad de AB Sugar, líder en producción de azúcar en España, Reino Unido, varios países de África y China- afirman que el fin de cuotas "supone un escenario cargado de oportunidades para atender la demanda con mayor eficiencia".

Un contexto positivo que es "extensible al cultivo de remolacha", porque se podrá sembrar sin tener en cuenta la limitación productiva actual y promover así una mayor rentabilidad para los agricultores.

La remolacha "continúa siendo un cultivo interesante y con futuro porque mantiene una rentabilidad muy razonable", además de "jugar un papel fundamental en la rotación", añaden desde la firma, que recibe producción de 4.000 agricultores de Castilla y León, Andalucía, País Vasco, Rioja y Navarra, y cuenta con cuatro fábricas.

La otra azucarera, ACOR (Olmedo, Valladolid), también anticipa buenas expectativas después de la liberalización del mercado.

"Creemos que esta nueva etapa será una oportunidad. Así lo estamos demostrando tanto con nuevas inversiones para mejorar la eficiencia de la fábrica, como asegurando a nuestros socios un precio de 42 euros por tonelada hasta 2020", detalla Ana Montero, del servicio agronómico y de cultivos de la cooperativa.

Según un informe de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo, la UE volverá a ser exportador neto y la eliminación de cuotas se traducirá en un aumento de la producción comunitaria; la demanda de importaciones se reducirá y se ampliarán exportaciones.

Mientras tanto, los agricultores son optimistas, con matices.

La responsable técnico en Asaja Castilla y León, Nuria Ruiz, considera que "si los mercados remuneran el azúcar, al no haber limitación se podrá producir más y eso es positivo", pero al tiempo "estaremos más expuestos a los vaivenes" de precios internacionales.

En el lado positivo, el sector no es tan vulnerable como el lácteo -este último ha atravesado una dura crisis de precios tras el final de cuotas-, gracias a que la remolacha cuenta con un Acuerdo Marco Interprofesional (AMI) entre industria y productores hasta 2020 -recalca- que garantiza precios y condiciones de las entrega.

El responsable de remolacha de COAG, Fernando García, coincide en que "no hay que tener miedo" al nuevo sistema sin cuotas, si bien reconoce que "dependeremos del mercado, que es demasiado duro".

A su juicio, los agricultores son muy profesionales y podrán mantenerse en España y otros países europeos tras el final de las cuotas porque son necesarios para suministrar los pedidos de azúcar durante todo el año, pero debe garantizarse que la industria esté bien preparada y que se incentiva al agricultor a cultivar.

El secretario general de UPA-León, Matías Llorente, arguye que hay más confianza en el futuro sin cuotas gracias a la estabilidad que da el AMI hasta 2020; a que aumenta el consumo global y se reduce la oferta -lo que ha relanzado el precio del azúcar-; que Azucarera da libertad al remolachero para sembrar lo que quiera manteniendo la remuneración y que ACOR también quiere producir más.

Europa continúa, por tanto, con la liberalización agrícola y, en apenas unos meses, le llegará el turno al sector remolachero, que tendrá que acostumbrarse al nuevo régimen del azúcar, con el que pasa página tras más de 50 años de regulación y proteccionismo