Me invita la directora de este medio de comunicación a celebrar los 125 años de este periódico, que ha sido un referente muy importante para todos y cada uno de los zamoranos a lo largo y ancho de nuestras vidas. 

Siempre recordaré el olor a tinta en cuanto llegaba el periódico a casa por las mañanas temprano y con inquietud, rápidamente a la hora del desayuno, dar un vistazo a las noticias de la ciudad y de la provincia, cuando acababa de leerlo aún tenía los dedos ennegrecidos de pasar las hojas de papel dejando la huella tatuada.

Tantos años después, algunos como es mi caso, no nos acostumbramos del todo a leer las noticias del día en una pantalla, falta como he dicho anteriormente ese olor matutino y ese pasar las hojas como los días y como pasan las palabras, el ayer para este mundo veloz, sus noticias, que ya hoy son arqueología. 

Todo es efímero y casi nada permanece. Sólo las hemerotecas donde viajar al pasado. 

He querido titular este artículo El resplandor de la luciérnaga, aunque nos acercamos a la sombra cada vez más y sirva esta metáfora como espacio, si no de muerte sí de precipicio, hacia el helor de lo desconocido, hacia la duda, hacia ese miedo que nos impide constantemente ser felices, pues la felicidad en definitiva es la ausencia del miedo. Y en estos momentos inciertos, en el orden mundial, aún más, si cabe.

Terribles fueros las noticias y alegres también durante estos 125 años, no podemos olvidarnos nunca, que somos lo que ya pasó, pero también somos lo que nos queda, es ahí donde escribimos nuestro futuro, en esas páginas todavía en blanco

Terribles fueros las noticias y alegres también durante estos 125 años, no podemos olvidarnos nunca, que somos lo que ya pasó, pero también somos lo que nos queda, es ahí donde escribimos nuestro futuro, en esas páginas todavía en blanco, escribimos nuestro porvenir y el de los nuestros, para esta ciudad y esta provincia que se va desangrando lentamente entre las lágrimas de nuestra pasividad y de nuestra manera de ser y de nuestro asentimiento y de nuestros brazos cruzados y de nuestras rencillas provincianas, llevamos años intentando, no sé bien qué, finalmente queda todo en nada y los proyectos para Zamora mueren en el camino o se disipan en la noche de los tiempos. Qué pena. Y así siempre. No tenemos remedio.

Soy de los que aún creen en este proyecto de ciudad para dar a conocer en el exterior tantas cosas buenas que tenemos y me voy a sumergir en las aguas del pasado, cuando en el cambio de siglo éramos muy pocos los que decidimos crear aquel partido Adeiza para luchar por Zamora y provincia, ya en aquellos años de inicios del siglo XXI, nos reuníamos en Madrid con los fundadores e integrantes de Teruel Existe y con ¡Soria Ya! Un partido, el nuestro (agrupación de electores independientes por Zamora) que hoy día, estoy seguro, que habría seguido la estela del éxito de sus compañeros de viaje político, mejor nos hubiese ido, es posible y creo en la proyección de muchos de los proyectos independientes para implementarlos en nuestra tierra.

A día de hoy, pueden ustedes ver dónde se encuentra luchando por Teruel su partido y cómo los sorianos acaban de irrumpir en el parlamento castellano leonés.

Es una manera legítima de luchar por los intereses de nuestras tierras, aunque no todos los ciudadanos lo entiendan, quizás por otra suerte de intereses espúreos.

La visión de futuro para esta geografía nuestra pasará por implantar y emprender, proyectos únicos de empresa en conexión con nuestro territorio, ser innovadores.

Creo igualmente que deberíamos plantearnos el asentamiento poblacional con gente que quiera volver a los pueblos, neorrurales, pero con una buena calidad y condiciones para poder desarrollar su trabajo, sea cual fuere. Y tener los servicios básicos que hoy se requieren. No encontrarnos consultas médicas cerradas por carencias de profesionales sanitarios, que las escuelas públicas sigan abiertas nutriéndose de los niños de estas familias… aunque sea Zamora la segunda ciudad de la Unión Europea con menos natalidad, y donde ningún médico MIR haya solicitado su plaza en esta ciudad, todo este cúmulo de noticias es doloroso, muy doloroso para quienes sentimos profundo amor y respeto por esta tierra, en fin, creo que desde los ayuntamientos hay que impulsar, promover y motivar y que sean posibles las acogidas de aquellos que quieran tener una vida mejor fuera de las grandes metrópolis, oriundos y foráneos, nativos y extranjeros, dar facilidades con un censo de viviendas en alquiler…

Un pequeño animal, como es la luciérnaga, puede en la oscuridad alumbrarnos a descubrir el camino, a pesar de todas las tinieblas que nos ciegan

Aprender a saber vivir en contacto con la naturaleza. Apostar por un futuro verde. Valorar lo que tenemos y poderlo comunicar bien y en los sitios adecuados para publicitarlo y venderlo dentro o fuera de nuestras fronteras, pero que luego no llegue Iberdrola y nos vacíe los pantanos y que a la gente que vive los meses de verano de una economía estival en los pueblos ribereños del Esla los dejen tranquilos y esa empresa, que desde luego tiene muy pocas luces, consiga empatizar con estos pueblos que un día le prestaron sus tierras a cambio de poco o nada. 

Son ideas que se me ocurren, pero la clave para triunfar es la unión de todos, los iguales y los diferentes, no ser adversarios al sentarse en esta mesa a diseñar futuro.

En el título he querido hacer referencia a que un pequeño animal, como es la luciérnaga, puede en la oscuridad alumbrarnos a descubrir el camino, a pesar de todas las tinieblas que nos ciegan, podamos estar abiertos a la capacidad de sorpresa y de esperanza para esta querida tierra y no hablar mal de ella, por el contrario, llevarla siempre del corazón a los labios. Creer y apostar por lo que tenemos. Seguramente nos iría mejor a todos.

Para terminar, felicitaros a La Opinión- Correo de Zamora por estos 125 años, a todos los periodistas, los que estuvieron entonces y los que ahora estáis, por ofrecernos cada día el pulso de lo que acontece y que está latiendo en nuestra ciudad y provincia de Zamora. Sencillamente gracias a todos por vuestro empeño y por vuestra labor.