Hablar de folclore y de bailes de la tierra es hablar de éxito asegurado, sobre todo al otro lado del "charco". La muestra de danzas organizada por el Centro de Zamora en la capital argentina, Buenos Aires, rompió todas las previsiones de asistencia y se agotaron todas las plazas disponibles para asistir al espectáculo. Más de 250 personas llenaron por completo el "Salón Zamora" donde recientemente tuvo lugar el festival.

En este segundo Encuentro de Conjuntos los emigrantes zamoranos han buscado «difundir» su cultura en «uno de los mejores espectáculos jamás vistos», señalan los miembros de la directiva que preside Enrique San Martín. Además de promocionar entre los más jóvenes los bailes de las diferentes comarcas de Zamora, la asociación invitó a otras agrupaciones musicales al acto para ampliar el abanico de modalidades y orígenes. Los primeros en romper el hielo y arrancar los aplausos de la concurrencia fueron los miembros del Conjunto de Danzas del Centro Zamorano, dirigido por su directora, la profesora Silvina Sandes. «La Junta de Cuatro, el Charro, el Repasado y el clásico Padre Nuestro y las Toreras fueron ovacionados por el presente», explica la organización. De este «baile austero, típico de la zona de Zamora y de casi toda Castilla y León», prosiguen, el festival continuó con la actuación del grupo "Sueños de Oriente", que pertenece al Centro Arabe en Buenos Aires, y que también quiso estar presente en la actividad de los zamoranos. A ellos les tocó la tarea de ejecutar sensuales bailes, como el Bastón, el Taxium y el Derbak. Bajo la dirección de María Fernanda Silva, las jóvenes «demostraron la elasticidad de la mujer árabe».

Los terceros en salir al escenario fueron los daneses "Dansk Ungdomodforening Buenos Aires" que, con sus bailes de origen vikingo, deleitaron al público con alegres piezas como el Pirrevals con la dirección de Marion Tejiesen. La jornada la cerró el Centro del Archipiélago Canario de Buenos Aires. Con el espectáculo "Canarias, un paraíso de ensueño", la formación que dirigen Isidoro Naranjo y Liliana Acosta «hizo aplaudir de pie a toda la concurrencia». El festival concluyó con una cena en la que tampoco faltaron las canciones españolas, los tangos y hasta los típicos pasodobles.