Más de trescientos socios del Centro Zamorano de Buenos Aires celebraron el 94 aniversario de su fundación. Entre ellos había zamoranos de nacimiento, pero también hijos y nietos de aquellos que un día tuvieron que cruzar el Atlántico y fueron acogidos por tierras argentinas. Algo que no les ha impedido perder sus raíces castellanas. De hecho, este centro sirve no solo para reforzar esos lazos, sino también para transmitir ese amor que sienten por la provincia, a pesar de la distancia en años y kilómetros, a sus descendientes, que también forman parte de esta agrupación.

Lamentablemente, la presidenta de la asociación, Florencia Calvo, no pudo asistir a este encuentro por motivos de salud, pero el vicepresidente de la junta directiva, Néstor Seijas, cumplió con creces su cometido como jefe de ceremonias. Entre las autoridades invitadas a esta jornada destacó la presencia de los presidentes de otras casas españolas en Buenos Aires, como las de Salamanca, León, Palencia o Burgos, además del presidente de la Federación Castellano y Leonesa de Argentina, Pedro Bello, y el presidente de la Federación de Sociedades Españolas de Argentina, José María Vila Alén.

El conjunto de baile del propio centro fue el encargado de amenizar este día con una variada selección de danzas tradicionales zamoranas, sin olvidar las sevillanas que, aunque no sean propias de la provincia, sí sienten que les acercan un poco más a su querida España. La gastronomía de la madre patria también estuvo presente y los participantes pudieron disfrutar de una enorme paella, que este año fue servida por los propios presidentes de las casas castellanas y leonesas invitados a la celebración.

El acto de aniversario se cerró con un brindis de honor entre los miembros de la directiva y todos los presentes. Néstor Seijas aprovechó para agradecer la presencia de los socios y recordó que aunque "94 años de vida son muchos, vamos a por más. El amor y la gratitud de nuestra gente nos da el impulso para ir siempre adelante". En este sentido, subrayó que aunque los socios del Centro Zamorano de Buenos Aires "estén lejos de la tierra que les vio nacer, o de la de sus padres o abuelos, siempre existirá en este lugar una raíz que les recordará a su querida Zamora".

La historia de esta casa zamorana se remonta a 1923, cuando un emigrante sanabrés de Murias falleció. Como su familia carecía de recursos, un grupo de amigos recaudó dinero para darle sepultura. De ahí surgió la idea de poner en marcha el Centro Noroeste Zamorano, cuyo estatuto fue repartido entre todos los sanabreses de Buenos Aires más conocidos. De hecho, la casa de uno de ellos, Francisco Barrera, acogió la primera asamblea de este nueva agrupación, denominada Sociedad Sanabresa de Ayuda Mutua y Recreativa.

En 1953 se funda el Centro Fermosellano Cultural y Recreativo y tres años después, fermosellanos y sanabreses deciden unirse, al tener intereses comunes, y aparece oficialmente el Centro Zamorano de Buenos Aires como se le conoce en la actualidad.

La de este año fue una jornada de hermandad que todos los miembros del Centro Zamorano siguen sumando, con las vistas puestas en cumplir un siglo de vida.