Han hecho realidad un sueño, el suyo, pero sin duda también el de sus abuelos. Cuatro jóvenes, nietos de emigrantes zamoranos en Cuba y Argentina, acaban de llegar a la capital gracias a las becas que por primera vez habilita la Diputación para que realicen prácticas en empresas de la provincia. El objetivo, además de complementar sus estudios, es que estos descendientes de zamoranos puedan fortalecer los lazos con la tierra de sus antepasados.

La cubana Yanara Díez Marrero y los argentinos Lucía Alvarez Mejías, Pamela y Ezequiel Sánchez, estos dos últimos hermanos, se acaban de conocer con motivo del viaje, pero ya forman en Zamora una pequeña familia mientras se acostumbran a las calles y las rutinas de la ciudad que les acogerá hasta el mes de septiembre, cuando concluya oficialmente su formación. De todos ellos sólo Pamela ya había estado en Zamora gracias a la operación añoranza en la que se integró hace un año y medio para acompañar a su abuela, la zamorana Rosa Alvarez, de 81 años, y que hasta aquel momento no había vuelto a pisar su tierra, Uña de Quintana.

Ahora Pamela, de 21 años y titulada en Educación Infantil, llega a Zamora junto a su hermano Ezequiel, de 25 y licenciado en comunicación social. Mientras revisan el material de la exposición sobre la emigración de los castellanoleoneses que en breve se trasladará a Cuba y Argentina, los cuatro jóvenes descubren entre las imágenes a sus abuelos en distintos momentos de su vida o en las operaciones añoranza. Los dos hermanos residen en la localidad argentina de Rosario, donde se instaló la familia que creó la zamorana Rosa Alvarez, que abandonó su pueblo con apenas 3 años y que solo ha regresado en una ocasión, ya anciana. Tanto para Pamela como para Ezequiel es muy importante este contacto académico y profesional con Zamora. Ella realizará prácticas en una guardería de la Junta, mientras que él trabajará en una empresa de energía eólica y solar en Toro. Como sus compañeros, residen en la residencia Doña Urraca, donde disfrutan de pensión completa.

Lucía Alvarez Mejías tiene 21 años y ha realizado el tercer año de la licenciatura en Turismo en la localidad argentina de Mar del Plata, donde también existe una importante colonia de emigrantes zamoranos. Sus abuelos paternos nacieron en San pedro de Ceque. El primero en partir rumbo al nuevo mundo fue Zacarías Alvarez, en 1936. Cuando regresó al pueblo diez años más tarde conoció a Prudencia Mateos, que sólo tenía 17 años. En 1950 se casaron por poderes y emprendieron una nueva vida. Ambos han regresado en alguna ocasión y ahora no ocultan su alegría, cuenta la nieta, por el hecho de que Lucía haya podido viajar a Zamora, donde realizará prácticas de turismo en Ifeza.

Yanara apenas pudo contener la emoción cuando, al ver las fotos que componen la exposición sobre emigrantes, descubrió en una de sus imágenes a su abuelo, el fermosellano José Díez Justiniano, a su llegada a Zamora en una operación añoranza acompañado por Sergio Rabanillo, presidente de la colonia de emigrantes en Cuba. En la instantánea José aparece llorando al pisar su tierra natal y se seca las lágrimas con la mano. «Cuando le vi me ericé» de la emoción, asegura la joven.

Ella ha estudiado cuarto año de licenciatura pedagógica en inglés y siempre ha tenido Zamora presente a través de las vivencias de su abuelo a pesar de que éste emigró con nueve años. Hace seis que murió, pero sin lugar a dudas hoy también se hubiera emocionado al ver a Yanara en empresas de turismo de la provincia. Ella es, como sus compañeros, nieta de la añoranza.